La cosa no parecía tan grave y las chicas cogieron el coche rumbo al aeropuerto. “Se empezó a colapsar la ciudad, incluido el tráfico”, relata Olga. Tuvieron que detener el vehículo. Fue entonces cuando vio “como caía la primera torre”. Lo vio a lo lejos, pero lo vio con sus propios ojos y en vivo y en directo.
“Lo primero que intentamos hacer fue ponernos en contacto con nuestras familias”. Las líneas telefónicas, al igual que todo en Nueva York, se habían colapsado. Reconoce que pasó miedo, aunque “periodísticamente sabía que estaba viviendo un acontecimiento que iba a cambiar al historia”. Ayer, con el álbum de fotos y recuerdos sobre las rodillas, reconstruía aquel viaje que la marcaría para toda la vida. “Cada 11 de septiembre te acuerdas, fue algo bastante fuerte”.
Granado también reconoce que profesionalmente fue un reto. Con tan sólo 25 años era la única periodista sevillana que contaba sobre el terreno el 11-S. Durante cinco días sus crónicas en un periódico de la ciudad acercaron a los sevillanos el horror del peor atentado de la historia de EEUU.
El derrumbe de las Torres dio paso “a mucha solidaridad entre la gente, todo el mundo te dejaba quedarte en su casa e intentaba ayudarte”, explica. Pero la ciudad fue tomada por la Policía y las Fuerzas Armadas. “Daba miedo, sobre todo porque te daba la sensación de que tus derechos fundamentales podían ser violados en cualquier momento”, explica.
“Nadie merece algo así”
“Ni si quiera la prepotencia norteamericana merece algo así. Desde entonces le tengo más cariño a los americanos”, reconoce. Recuerda que cuando el 11 de marzo se produjeron los atentados en Madrid, en seguida supo que “se estaba repitiendo lo mismo que en Nueva York”. Han pasado diez años. Ayer volvió a tener que contar una historia que ya relata carrerilla. Sobre si está harta de que le pregunte, Olga contesta de forma tajante: “sí”.