Flamencas japonesas se subirán al escenario con flamencos españoles en ocho ciudades niponas
“El flamenco es igual que vivir, sin flamenco no sé dónde estoy”. Esta frase no resultaría extraña en boca de Fosforito, el Cabrero o Sara Baras. Pero fue pronunciada ayer mismo por Yoko Komatsubara, embajadora del flamenco en su propia tierra, Japón. La bailaora nipona presentó ayer en Sevilla Pasión de Flamenco, una gira que recorrerá ocho ciudades de Japón, con un 16 funciones, a partir del próximo 21 de septiembre.
La veterana coreógrafa, empresaria y directora flamenca, que lleva casi 50 años vinculada a este arte, es la promotora de este proyecto que cuenta con un fuerte componente pedagógico. La propia Komatsubara abrirá cada espectáculo con una lección en la que explicará al público japonés las nociones básicas para entender el espectáculo en el que se arrancará con fandangos, rondeñas y malagueñas, para seguir con soleás, una adaptación de La danza del fuego de Manuel de Falla, alegrías, seguidillas y un fin de fiesta en el que actuará la propia directora.
Doce bailaoras de ballet de Komatsubara se subirán al escenario con bailaores españoles como Juna Ogalla, Andoitz Ruibal y Antonio Buendía. La propia maestra nipona ha lamentado que en Japón escaseen los hombres que se deciden a bailar. “En mi compañía hay 200 mujeres y sólo tres hombres”.
Komatsubara ha explicado la importancia que el flamenco tiene en Japón. “Los japoneses se valen del flamenco para transmitir sus sentimientos, sus emociones”, algo poco común en la cultura japonesa por estar considerado “una falta de educación”, según esta maestra del baile.
El espectáculo recorrerá ciudades pequeñas, en las que el flamenco no es tan conocido, como lo puede ser en Tokio.