La socialité se aventuró a aconsejar al Gobierno: "Pero podían recortar tantas estupideces de consejeros, guardaespaldas, coches, edificios. Que los vendan!" (sic). Según ella, se resolvería todo.
Además, para no dejar lugar a dudas, también se pronunció sobre el Caso Noós, calificándolo de "sinvergüenza y vergonzoso" y recomendó: "Lo primero que Urdangarin devuelva lo robado, y todos los que han hecho lo mismo y el déficit bajaría..." (sic).
Y la cosa se calentó en su cuenta de Twitter. Tras haber hecho todas estas declaraciones, Carmen Lomana hizo un llamamiento a la "Desobediencia civil tributaria", según ella "eso deberíamos hacer". Y a continuación, sus detractores y simpatizantes comenzaron a emitir opiniones al respecto.
Para salir airosa de la guerra que comenzó dijo: "yo no defiendo a nadie, critique a la otra panda de descerebrados de Zapatero, como lo hare con estos si no cumplen.." (sic) y quiso lavarse las manos con su última perla: "Que critique la irresponsabilidad de prometer lo que no se puede cumplir, no quiere decir que el anterior gobierno no haya sido una lacra". Y así se quedó tan a gusto.