una reflexión para mejorar el mundo desde la fe en Dios y en Cristo
Por la globalización más sublime Del 18 al 25 de enero se celebra el octavario por la unidad de los cristianos, terminando el día de la Conversión de San Pablo, precisamente hoy. Este tema es básico para el Mundo, para conseguir la paz hay que estar en paz con la conciencia, si no la injusticia se hace cómplice de la guerra.
Podíamos aplicar aquello de “¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como una gallina a sus polluelos bajos las alas, y no quisisteis!” (Lc 13, 34). Hay un lema de San Agustín de Hipona muy del espíritu de la Pepa: “en lo dudoso libertad, en lo necesario unidad y siempre en todo caridad”. O como dice Benedicto XVI: “el mundo que sufre por la ausencia de Dios necesita cristianos unidos. (…) ¿Cómo podrían y pueden los hombres de hoy reconocer el rostro de Dios en rostro de Jesucristo si los cristianos estamos divididos, si uno enseña contra el otro, si uno está contra el otro?”. Esta semana de oración ya ha cumplido un siglo y la iniciativa fue del padre Paul Wattson, un anglicano estadounidense. El cisma protestante ocurre porque Lutero se va de la Iglesia y porque la Iglesia estaba minada de escándalos. Al cabo de cinco siglos, la Iglesia sigue siendo una, según el deseo de Cristo, y además reconvertida, con miserias propias de los hombres, pero reconvertida. Los protestantes se han diezmado en más de 20.000 facciones. El propio Lutero lo vivió y reconoció: “hay casi tantas sectas y creencias como cabezas, este no admite el Bautismo, aquel rechaza el Sacramento del altar, un tercero dice que hay un mundo intermedio entre el presente y el día del Juicio, no falta quien enseña que Jesucristo no es Dios. No hay nadie, sin embargo, por más bufón que sea, que no afirme que él está inspirado por el Espíritu Santo, y que no considere como profecías sus sueños y desvaríos”. Sin unidad ¿qué ejemplo damos al mundo los seguidores de Cristo? cuando dijo el mismo Cristo: “que sean uno como tú y yo somos uno”.