Porque Rajoy que, además de criticar, la ciudadanía no ve claras sus propuestas alternativas para salir de este pozo. También es razonable y lógico exigirle responsabilidades, como ayer hizo Rajoy, a la ministra de Fomento, por el caos el día de la nevada. Pero no sólo por lo ocurrido en Barajas, cuyos principales responsables son los pilotos de una compañía aérea privada de nombre Iberia, ni exclusivamente a Magdalena Álvarez.
Olvida Rajoy que, en la nefasta gestión de esa jornada infausta, en la que miles y miles de ciudadanos se vieron atrapados en un fallo generalizado de todas las infraestructuras de trasporte, también son responsables la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital. Gobernados, por cierto, por dos conspicuos militantes del PP.
La responsable de la Comunidad, Esperanza Aguirre, echó mano de una de las muchas desafortunadas frases de la ministra de Fomento, en la que al parecer dijo que se debería colgar de una catenaria, para hacerse la víctima, afición a la que ha cogido gusto últimamente, y hacer mutis por el foro. Y Gallardón, al que tampoco mencionó Rajoy, tuvo la habilidad de volverse transparente con la nieve y está desaparecido desde tan triste día.
Por último, sostuvo Mariano Rajoy su esperanza de que los comicios vascos y gallegos sirvan para cambiar los gobiernos de ambas comunidades autónomas. Sin duda muchos ciudadanos comparten en el caso del País Vasco su deseo de alternancia, aunque sólo sea por higiene democrática, dado los años que lleva el PNV sin salir de Ajuria Enea. Pero si en marzo la situación económica (y todo hace pensar que así será) lejos de mejorar empeora, va a hacer falta mucho entusiasmo para movilizar a los votantes.