"Españistán", la mordaz crónica gráfica de Aleix Saló sobre la burbuja inmobiliaria, vendió más de 20.000 ejemplares, cifra inusual en el cómic patrio y fenómeno que este barcelonés puede repetir con "Simiocracia", una guía satírica sobre los vericuetos que han llevado a España al abismo económico.
"Simiocracia. Crónica de la gran resaca económica" (DeBolsilllo) sale hoy al mercado en un momento que -apunta Saló a Efe- no puede ser más oportuno, cuando los buitres financieros del planeta vuelven a tener a la prima de riesgo española en su punto de mira, a pesar de las políticas de drásticos recortes del nuevo Gobierno Rajoy.
Aunque algunas voces han definido ya esta obra como "ensayo ilustrado", su joven autor (Ripollet, Barcelona 1983) defiende de forma orgullosa el término cómic -"algo punki y gamberro, eso sí", confiesa- para referirse al género que practica.
Con un tono de humor negro, Saló arremete contra la habitual codicia de banqueros y constructores, la incompetencia general de los políticos, desde la euforia económica generada gracias a las burbujas especulativas basadas en complacientes leyes del suelo al "negacionismo" de la crisis de la época Zapatero.
De forma sintética se narra el veloz auge y la precipitada caída de la economía española, pero "Simiocracia" ofrece además un estremecedor paralelismo entre la actual crisis y el "crack del 29" y sus efectos: primero la expansión del fascismo en Europa y luego una guerra mundial, la vía que tuvo EEUU para mejorar la situación de sus maltrechas arcas.
Saló, que dejó a medias la carrera de arquitectura, recalca que no pretende ser apocalíptico, y que se ha limitado a hacer una foto fija y a elaborar un discurso "ameno y popular" sobre lo ocurrido, recabando información de la prensa y los blogs más preclaros.
"No me importaría que se usara como libro de texto en los colegios para que los chavales entiendan por qué estamos donde estamos", asegura el autor de este "librito" de 144 paginas.
Aunque por sus viñetas corretean muchos villanos: mandatarios ineptos o corruptos, administraciones viciadas -"especialmente las locales y autonómicas, donde se producen los mayores tejemanejes", dice-, empresarios y banqueros sin escrúpulos, Saló no respalda la idea de una crisis orquestada por una mano negra.
"No creo que nadie sea tan eficiente para hacer algo así premeditadamente, estamos ante un caos en el que hay muchos aprovechados lanzados contra los cadáveres", insiste, mientras recuerda el llamado principio de Hanlon: "Nunca atribuyas a la maldad lo que pueda ser explicado por la estupidez".
Al dibujante, que tiene en mente una nueva obra dedicada a la situación europea, lo que más le ha revuelto el estómago ha sido "lo mal que se reaccionó a la crisis" y que no se cortara de raíz la burbuja inmobiliaria y los "activos tóxicos" de bancos y cajas.
"Da miedo que toda la deuda española esté en manos de la banca española, y que a su vez toda esta banca dependa de que la rescate el Estado: un grupo de insolventes que se prestan dinero los unos a los otros. ¿Qué ocurrirá? Es evidente...", argumenta.
Después de tantos anuncios sobre supuestos "brotes verdes" y "luces al final del túnel", para Saló, lo mejor que le puede ocurrir a la economía española es tocar fondo.
"Será la señal de que lo único que nos queda es ir hacia arriba. Además, la gente, aunque no sepa de economía, tiene un gran instinto de supervivencia", afirma, aunque no confía en un cambio hacia un modelo más ético, ni en nuestros gobernantes.
Así, califica de "indecente" que el Gobierno quiera incrementar las penas para los autores de actos vandálicos como los registrados durante la huelga general, y que por otro lado se indulte a políticos, o que los "saqueadores" confesos Félix Millet y Jordi Montull o el ya condenado Jaume Matas estén en la calle.
Si el vídeo de animación que Saló realizó para promocionar "Españistán" (Glenat) ha tenido ya cerca de 8 millones de descargas, el de "Simiocracia", que apenas lleva un par de días en Internet, ya va por las 250.000.
Como en su libro, Saló no esquiva en el clip algunos temas espinosos que le granjearán enemigos, como sus referencias al fútbol -utilizado como cloroformo social con los oportunos éxitos en la Eurocopa 2008 y el Mundial 2010- y la tolerancia hacia la deuda que mantienen con el Estado los millonarios clubes, que no dudan en pagar sueldos estratosféricos a sus estrellas, como Messi o CR7.