La quiniela de Screen –el magazine diario del festival– da como ganadora a London River, de Rachid Bouchareb, seguida del film de Oren Moverman.
Son dos películas poderosas, la primera sobre padres que buscan a sus hijos entre las víctimas de los atentados de Londres de 2005; la segunda sobre un dúo de oficiales de EEUU, mensajeros que comunican a los familiares la muerte de cada soldado en Irak.
En ambos casos, además, magníficamente interpretados por Brenda Blethyn, la primera, y Woody Harrelson y Ben Foster, la segunda. No habría abucheos a tales Osos, de producirse.
Pero el jurado de la Berlinale no debe dejarse dirigir ni por la opinión general ni por el afán de complacer a todos, sino que entre sus cometidos está dar con su propia película.
Ha sido una Berlinale con grandes personajes femeninos, con muchas divas en acción –Michelle Pfeiffer, Demi Moore, Renée Zellweger–, todas ellas deslumbrantes y muy en su papel en la película, y con heroínas menos vistosas, pero con interpretaciones impactantes, como la citada Blethyn.
La última película, Tatarak, aportó otra gran actriz, Krystina Janda, interpretando a una mujer madura prendada de un jovencito, uno de los temas recurrentes en esta Berlinale.
El jurado está dominado por dos mujeres: la actriz escocesa Tilda Swinton, su presidenta, más la directora española Isabel Coixet. Ambas, representantes del cine independiente, emotivo, de temas poderosos y ajenos a las historias consabidas.
Las acompañan el escritor sueco Henning Mankell, el director estadounidense-hongkonés Wayne Wang, y el de Burkina Fasso Gaston Kaboré, así como el dramaturgo y cineasta alemán Christoph Schlingensief, y la cocinera y activista culinaria estadounidense Alice Waters.
Mankell, seguido de Kaboré y Schlingensief, lanzó al abrirse la Berlinale una proclama a favor de África, del cine de contenido y beligerante y de abrir la mirada a cinematografías por explorar.
El cine iraní no puede quejarse de escasa atención en festivales europeos –ha sido presencia habitual en las últimas Berlinales– y Darbareye Elly, de Asghar Farhadi, gustó a público y crítica.
Latinoamérica fue la gran vencedora en la anterior edición, con el Oso de Oro a la brasileña Tropa de Elite de Jose Padilha.