Aunque se había anunciado una rueda de prensa, finalmente Rosales envió un mensaje televisivo desde un lugar desconocido cuya transmisión coincidió con el momento en que el Consejo de Ministros peruano debatía la demanda de asilo político presentada por su abogado, el congresista peruano Javier Valle Riestra.
Rosales recalcó que él “no podía complacer, avalar una decisión judicial amañada, manipulada para que disfrutaran atropellándome y metiéndome en un hueco para humillarme, destruirme y mucho menos le podía permitir que me asesinen, porque un demócrata no se entrega a un dictador y mucho menos a un cobarde”.
“Por eso estoy aquí (en Perú)”, país en el que se comprometió a respetar “el estatus que pueda tener”, remarcó Rosales, tras indicar que acudirá a otros países y a otras instancias para seguir con su labor de oposición al Gobierno del presidente Hugo Chávez, hasta que “pronto” pueda retornar a su país.
El líder opositor venezolano reiteró que está “más decidido a seguir luchando, a enfrentar este régimen totalitario abusador que viola derechos humanos civiles, que pisotea la Constitución de Venezuela y que persigue a quienes fuimos electos gobernadores y alcaldes”.
Rosales afronta en Caracas una causa por presuntos delitos de corrupción y el pasado lunes no compareció ante el tribunal que la lleva, que le citó nuevamente para el 11 de mayo.
Sin embargo, ayer el tribunal ordenó la detención del líder opositor a instancias de la Fiscalía.
Rosales agregó que su país vive “una situación un tanto delicada y difícil” bajo lo que calificó de “régimen” de Chávez, a quien calificó de “cobarde” y “dictadorzuelo”, tras considerar que “todo el pueblo de Venezuela sabe que soy víctima de persecución política”.
El fundador del partido Un Nuevo Tiempo (UNT)y alcalde de Maracaibo desafió a Chávez a que presente pruebas contundentes contra él y que investigue a los verdaderos corruptos.
Por su parte, el Gobierno peruano advirtió ayer al líder opositor que no utilice a Perú como plataforma política y que respete el proceso en el que se evalúa su solicitud de asilo político.
“El Perú no puede ser utilizado como plataforma política por ningún extranjero porque eso entonces violaría la naturaleza misma del refugio o asilo político que se pueda otorgar”, dijo el canciller José Antonio García Belaúnde.
