Las autoridades de la región de Xinjiang actualizaron la madrugada de ayer una cifra de muertos que no habían modificado desde el pasado martes día 7, y por primera vez informaron de la etnia de los fallecidos, señalando que 137 eran chinos han (mayoritarios en el país asiático) y 46 eran uigures musulmanes.
Las autoridades chinas no detallaron cuáles de los fallecidos murieron el 5 de julio (cuando comenzaron los choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes uigures, así como ataques de miembros de esta etnia contra chinos han) o en jornadas posteriores, en las que se reportaron linchamientos de han a uigures en venganza.
Las restricciones informativas continuaron, con un corte total de internet en Urumqi desde hace siete días, además de trabas a los periodistas.
Entretanto, el Gobierno chino intensificó a través de su prensa oficial los ataques contra la empresaria uigur Rebiya Kadeer, a la que acusa de estar detrás de los disturbios del 5 de julio y de usar pruebas erróneas en sus condenas contra Pekín.