Seguro y desafiante, el mandatario ultraconservador citó este lunes a los medios para afirmar que “la cuestión nuclear es capítulo cerrado” y que su renovado gabinete de Gobierno desplegará una nueva estrategia diplomática para combatir los sistemas unilaterales y monopolistas, y alentar la reforma de la ONU.
“Estamos dispuestos a mantener conversaciones e intercambiar puntos de vista en una dirección correcta para resolver los retos del mundo... (pero) Irán nunca negociará los evidentes derechos de nuestro pueblo”, alertó.
Estados Unidos, Israel y los principales países de la Unión Europea acusan a Irán de ocultar, bajo su programa nuclear civil, otro de carácter militar cuyo objetivo final sería adquirir un arsenal atómico.
Irán niega las alegaciones y reitera que su meta es la aplicación de esta controvertida energía en proyectos pacíficos, como la generación de electricidad.
La semana pasada, el denominado grupo 5+1, integrado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) más Alemania, se reunió en este último país para analizar el programa nuclear iraní y diseñar una estrategia futura.
Sobre la mesa, planeó la opción de endurecer las sanciones económicas si se considera que Irán no colabora lo suficiente, una opción que respaldan países como Francia y Alemania pero que no parece disfrutar de quórum.
Ahmadineyad minimizó hoy la legitimidad del 5+1 para negociar la polémica nuclear con Teherán y señaló que si el deseo es avanzar deben cambiar ciertas conductas.
“Si los representantes de algunos países occidentales y de EEUU quieren tomar decisiones finales, esperamos que cambien su actitud, a lo que Irán daría la bienvenida”, explicó.