Zelaya dijo a medios locales que los militares y policías que rodean la Embajada lanzaron “gases que empiezan a llenar y enrarecer el ambiente” en esa sede, y que tanto él como algunos de sus acompañantes han presentado problemas de salud.
“Se me irritaron los ojos”, aseguró el depuesto gobernante, y añadió que también sufrió problemas en la garganta.
El Gobierno que preside Roberto Micheletti aseguró en un comunicado que “es totalmente falso que miembros de la Policía Nacional hayan colocado un equipo especial que dispare un líquido que provoque malestar a las personas que están al interior de la Embajada de Brasil”.
Según Zelaya, algunos acompañantes suyos sufrieron sangrado de nariz, ardor en la garganta, mareos y otras molestias.
El objetivo de lanzar los “gases” es “afectar a todos los que estamos aquí”, expresó Zelaya, quien fue derrocado el 28 de junio pasado por los militares y sustituido por Micheletti.
El comunicado del Gobierno de facto, sin aludir a que el propio gobernante depuesto hizo la denuncia, añadió que, “según las amistades del ex mandatario Manuel Zelaya, es un químico elaborado en Israel que se les lanzó”, lo cual “se desvirtúa”.
Indicó que “lo único que hay en este momento en esa zona es un operativo de limpieza que realiza la Alcaldía Municipal del Distrito Central”.
Por su parte, el canciller de Brasil, Celso Amorim, durante la reunión del Consejo denuncia la crítica situación humanitaria de su embajada en Tegucigalpa, a la que se le han cortado los suministros de agua, luz, alimentos y comunicaciones, además de estar rodeada por las fuerzas de seguridad de las autoridades de facto hondureñas.