Si la Flave ya advirtiera hace unas semanas a la concejal de Medio Ambiente, Beatriz Fuentes, de una situación que El Puerto padece desde hace muchos años y que, por el momento, no ha obtenido una respuesta tajanta y contundente, y en consecuencia de la falta de respuesta hiciera públicos algunos espacios que considera puntos negros por el hecho de estar minados de excrementos de perros, ahora parece ser que los ciudadanos tienen una idea muy similar a la de la federación.
Federación y ciudadanos tienen un frente común abierto, luchar contra los incívicos que, sobre todo, no cuidan los espacios verdes y abiertos, donde fundamentalmente acuden los niños, acompañados de sus padres, para disfrutar de los parques y los lugares concebidos para ello. Cada día es más difícil encontrar un parque o una plaza donde no haya excrementos de perros, pero lo peor es saber que además el Ayuntamiento no pone los medios suficientes para controlar dichas situaciones, que se pueden calificar de incívicas en toda regla.
Uno de los parques que desde su construcción e inauguración sufre muy a menudo situaciones de este tipo es Antonio Álvarez Herrera, donde la falta de iluminación ha propiciado durante mucho tiempo que los dueños de los canes bajaran al parque de noche a hacer que sus mascotas aliviaran el estómago, siendo los niños los que sufrían por la mañana o por la tarde estas malas conductas. La asociación de vecinos de El Juncal y la Flave han denunciado en muchas ocasiones estas prácticas, sin que Medio Ambiente haya actuado.
La solución, entiende la Flave, pasa porque las áreas de Medio Ambiente y Policía Local se pongan de acuerdo y actúen de manera conjunta. Así, desde Medio Ambiente se debe hacer un listado de los puntos negros existentes en la ciudad, muchos de ellos ya indicados por los vecinos, para que sean los agentes del cuerpo de seguridad los que vigilen y pongan las multas pertinentes a los ciudadanos que, lejos de cuidar el ambiente y los espacios donde los niños tienen derecho de jugar, los perjudican con sus actuaciones egoístas.
Pero hasta el momento, y desde que comenzara la legislatura actual hace dos años, no se ha visto, que la Flave sepa, ninguna actuación ejemplarizante en este sentido, entendiendo su junta directiva, como hacían público hace unos días mediante comunicado de prensa, que siente un precedente para que los portuenses sepan que este tipo de actuaciones conllevan consecuencias, y sinceramente, al igual que ocurre con las multas de tráfico, lo que más duele es que te rasquen el bolsillo, por ello la sanción económica parece la solución más viable en este sentido.
Que la concienciación ciudadana ha quedado atrás es una realidad. La Flave invita a seguir haciendo campañas continuadas al respecto, pero los propios ciudadanos consideran que no sirven de nada. “Cuando saco a mi perro al parque veo como hay gente que está a mi lado, me ve con la bolsa y las servilletas, y se dan media vuelta y miran como sus perros hacen sus necesidades en medio del parque, y cuando terminan, cogen y se van. No tienen conciencia ni siquiera al ver que yo recojo los excrementos de mi perro. Hay mucha gente a la que le da igual”, indica una residente de El Juncal. Pero en El Tomillar, y aunque no sea una de las zonas recogidas en la lista de la federación de vecinos, también ocurren situaciones similares en las zonas ajardinadas. “Muchas veces creo que los dueños de perros no pensamos en que al final las cacas las pisamos nosotros cuando vamos paseando. En el momento maldecimos a quien ha dejado que su perro haga sus necesidades en medio del jardín, pero cuando tenemos que dar ejemplo no lo hacemos”, indica una vecina de El Tomillar. “Está demostrado que las cosas nos molestan sólo cuando nosotros salimos perjudicados, pero no cuando tenemos que pensar en el resto de las personas o en los niños”, asegura otro residente.
Los lugares más problemáticos
La Flave ya ha facilitado el trabajo a las áreas de Medio Ambiente y Policía Local, informando de distintos puntos negros con respecto a los excrementos de los canes. En concreto, enumeran el parque Europa y el de El Juncal, las plazas Tina Aguinaco y El Polvorista, la Ronda del Ferrocarril, los bulevares de la Música y Valdelagrana, la calle Valdés desde el hospital a la plaza de toros, y el jardín que se encuentra a la altura de la antigua Nacional-IV, concretamente en el barrio de Sericícola. Pero un sondeo generalizado hace ver que no todos los ciudadanos están de acuerdo, puesto que en El Tomillar muchas de las zonas ajardinadas son utilizadas para el mismo fin sin conciencia por parte de quien lleva allí a sus perros, o los distintos jardines que hay en el Camino de los Enamorados o la avenida de la Constitución. Pero hay otros muchos pequeños espacios de arena o verdes que también se ven perjudicados.