La Semana Santa era la gran primera prueba de fuego para el metro de Málaga. Algunos días, el suburbano iba tan saturado que parecía imposible que esta puesta de largo, tras su flamante llegada al centro, saliera bien. Había malos augurios, informaciones que trataban de imprimir una pátina de servicio ciudadano para explicar a los malagueños cómo tenían que moverse, cómo hacer los transbordos, cómo organizar, en definitiva, los flujos de gente con un recorrido oficial nuevo y con decenas de miles de personas deseosas de llegar en tiempo y forma a su cita anual con las procesiones. Pero he aquí que la experiencia ha sido todo un éxito, por lo que hay que felicitar, claro, tanto a Metro Málaga como a la Junta de Andalucía. La frecuencia de paso de los trenes, muy baja en comparación con otras formas de transporte, la comodidad de los mismos y la eficiencia de los trabajadores de ambas líneas, agentes de seguridad incluidos, han sido notas que conforman un lienzo pleno de éxito que hace que concluyamos que, cuando Málaga trabaja unida, es imparable. Se ha dado también una situación curiosa, que ya estaba anunciada: los entornos de las primeras paradas han recibido a decenas de coches que aparcaban en las inmediaciones para coger luego el metro, por lo que, en el futuro, y en coordinación con el Ayuntamiento de la capital, no estaría de más habilitar aparcamientos para este tipo de usuarios, que repiten, por cierto, la forma de moverse de muchos europeos cuyas ciudades también cuentan con metro. Esta forma de movilidad ha venido para quedarse y hacernos la vida más fácil y, más allá de la línea que irá hasta el Hospital Civil, no estaría de más comenzar a desempolvar las viejas aspiraciones urbanas de una línea que llegue hasta el PTA y otra, por qué no, al Palo, coronando así la interconexión total con los puntos estratégicos de la ciudad. Es una necesidad que ahora se revela clave. Los problemas de paralización de la obra en los Callejones del Perchel, la eternización de los trabajos en determinados tramos o la discusión sobre si había ir en superficie o soterrado, parecen haber quedado atrás, aunque resucitarán en el futuro, pero por ahora la nota cosechada por Metro Málaga ha sido de sobresaliente, al decir, al menos, de mi entorno más íntimo y del que esto suscribe, usuario empedernido de nuestro metro. Enhorabuena.