Un año después de ser condenada a prisión permanente revisable, Ana Sandamil volverá este lunes a sentarse en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Lugo para ser juzgada por la muerte de su hija de siete años, Desiré Leal, ocurrido el 3 de mayo de 2019 en Muimenta --Cospeito (Lugo)--.
Este lunes arranca en los juzgados de la capital luguesa la repetición del juicio contra Sandamil, cuya defensa logró que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) anulase la sentencia que la condenó a prisión permanente revisable al entender que el veredicto del juzgado popular no estaba lo suficientemente motivado.
La decisión del Alto Tribunal gallego se produjo el 21 de noviembre del pasado año, diez meses después del final del juicio celebrado entre el 7 y el 15 de febrero. Ese día, el jurado popular emitió el veredicto por el que el 28 de febrero la audiencia condenó a la madre de Desiré a prisión permanente revisable, pena que solicitaban tanto Fiscalía como el padre de la niña como acusación particular y la Fundación Amigos de Galicia, personada como acusación popular.
Desirée Leal, que tenía 7 años en el momento de su muerte, fue hallada sin vida en la casa de su madre, ubicada en Muimenta, localidad del municipio lugués de Cospeito, el 3 de mayo de 2019.
Casi cuatro años después, el caso regresa a los tribunales, donde hace un año se vivieron momentos de tensión entre los familiares de la pequeña y la acusada. Una vez configurada la composición del jurado, la comparecencia de Sandamil abrirá una vista que se extenderá durante seis jornadas, entre el 27 de febrero y el 6 de marzo. Para tratar de esclarecer lo sucedido, por la sala transitarán, además de la acusada, 22 testigos, 21 peritos, 16 agentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación y tres facultativos.
La situación psiquiátrica de Ana Sandamil, diagnosticada con un trastorno psicótico, volverá a estar en el centro durante la repetición del juicio como lo estuvo un año atrás. Y es que la falta de motivación en el veredicto del jurado sobre la determinación del grado de imputabilidad de la acusada fue el motivo por el que el TSXG ordenó la devolución de la causa a la Audiencia Provincial de Lugo para la celebración de un nuevo juicio con diferente tribunal.
Durante el primer juicio, Sandamil, que tuvo que ser escoltada por un gran despliegue judicial a su llegada a los juzgadas después de vivirse momentos de tensión durante la primera jornada, aseguró no recordar nada de lo sucedido en la noche del 3 de mayo de 2019.
"Yo sentía ruidos de noche, me pasé una semana entera sin dormir escuchando ruidos en la cabeza", explicó ante el tribunal, al que también relató que había dejado un curso para desempleados que había iniciado porque sentía "que la vigilaban" y que los compañeros le estaban "echando droga en el café", así como que "oía ruidos" de noche y que la "espiaban" por el teléfono.
En la resolución que estimó el recurso de apelación de la defensa de la condenda, los magistrados concluyeron que el grado de imputabilidad de Sandamil es "el verdadero caballo de batalla de la causa", ya que, "al margen de determinadas circunstancias, de todo punto inocuas", la acusada dio muerte a su hija.
Según el Ministerio Público, la acusada urdió un "macabro plan" motivada por la concesión de la custodia de la pequeña al padre, José Manuel Leal, quien debía recoger en la mañana del crimen a Desiré. Fiscalía sostiene en su escrito de acusación que la madre suministró a la niña, antes del 2 de mayo y en una fecha indeterminada, un "potente fármaco" llamado 'trazodona', con el fin de adormecerla para acabar con su vida. Sin embargo, alega, no consiguió "que la menor tomara la cantidad que ella requería".
En la madrugada del 2 al 3 de mayo, prosigue el Fiscal, mientras la niña dormía en la misma cama que ella, la madre "la agarró con sus manos por ambos lados del cuello, con suma violencia, para asfixiarla". Del mismo modo, presionó "con toda su fuerza la boca y la nariz de la pequeña, hasta lograr que dejase de respirar".
La niña, según la investigación, "llegó a despertarse y trató de defenderse", aunque sin lograrlo. Falleció por asfixia mecánica y oclusión de los orificios respiratorios. La acusada ha sido diagnosticada de un trastorno de la personalidad de tipo mixto y de un trastorno psicótico no orgánico no especificado, que pudo "afectar de manera parcial" a sus capacidades durante los hechos.
Además del propio relato de la acusada, el padre de la niña aseguró durante el juicio que nunca había percibido comportamientos extraños en su expareja, a la que llegó a calificar de "monstruo". "Nunca noté nada. Estando conmigo seguro que no, y sin estar conmigo, que a mí me llegara a los oídos, tampoco", ha respondido, si bien ha reconocido que hablaba con ella "lo mínimo imprescindible".
Por su parte, el médico que examinó a la acusada por un supuesto intento de suicidio horas después de hallarse el cadáver de su hija en su cama aseguró en la vista que Sandamil estaba "tranquila, relajada" y con "conciencia plena". "No tenía ninguna alteración en ese momento", ha destacó el facultativo.
Durante la vista también fue analizado el historial médico de la procesada, en el que no figuraba ninguna referencia a supuestos episodios delirantes, de persecución o de confusión de personas con anterioridad al crimen, a pesar de que ella misma contó después a distintos facultativos que llevaba meses sufriendo un "cuadro psicótico" que, según la psiquiatra que la trató durante todo su ingreso en el Hospital de Lugo, pudo ser el origen de los hechos.