Ha defendido la necesidad de que se acometa en este entorno único una intervención arqueológica completa que permita integrar vestigios
La Real Academia de Bellas Artes ha respaldado los cambios introducidos en el proyecto para recuperar el Paseo de Romayla de Granada, ubicado a los pies de la Alhambra, y ha defendido la necesidad de que se acometa en este entorno único una intervención arqueológica completa que permita integrar vestigios.
Este pronunciamiento se produce después el Ayuntamiento y el Patronato que gestiona el monumento nazarí decidieran impulsar el trabajo conjunto para superar las cuestiones técnicas pendientes y ejecutar un proyecto para recuperar la esencia del referido paseo.
La Comisión de Monumentos de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, que ya urgió hace meses a la necesaria recuperación como bien patrimonial de la ribera izquierda del río Darro, ha apreciado ahora de forma unánime la actitud mostrada por el Consistorio y ha valorado "muy positivamente" los cambios operados en el proyecto.
Según este organismo, siguen "en lo esencial" las indicaciones hechas en su día por el Comité Nacional de Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) en España, la asociación Hispania Nostra o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
La Comisión de Monumentos ha insistido además en la necesidad de que tenga lugar una actuación arqueológica completa en todas las parcelas intervenidas que permita una correcta integración de los restos o vestigios que puedan existir y sean descubiertos.
"La recuperación integral de un paisaje que ha sido, durante siglos, reproducido y admirado en todo el mundo, debe afrontarse como una oportunidad y nunca como un problema", ha indicado.
Asimismo, ha destacado que puede suponer un "verdadero punto de inflexión" en la gestión responsable del patrimonio histórico que aún atesora Granada para su correcta recuperación y disfrute por la ciudadanía.
El conjunto monumental de la Alhambra y Generalife y su entorno fue declarado por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1984, declaración que se amplió en 1994 con la incorporación del barrio histórico del Albaicín, y conforma hoy una sola declaración.