Decir Silvera en Huelva es decir toros, es nombrar un apellido que suma y sigue con el tercer Emilio de la saga. Hablamos de Emilio Silvera Romero, 18 años tan solo, y el toreo entre ceja y ceja, como vocación, pretensión y horizonte. Y para empezar a confirmarlo, después de tres años de trayectoria novillera, la Maestranza de Sevilla este jueves a partir de las 22.00 horas, con astados de Villamarta. Pero, ¿qué siente Emilio Silvera ante esta cita en un escenario de tanto fuste?: “Espero poder expresarme y que lo puedan ver como yo quiero que lo vean”, asegura con rotundidad, al tiempo que remata, en plena cuenta atrás, que está “deseando que llegue el día”, ya que “aunque con nervios e incertidumbre, los deberes están hechos y espero que me salgan las cosas”. Y es que la Maestranza de Sevilla es “un escenario que impone, pero donde le gente sabe apreciar lo bueno”, algo que Silvera asegura que le gusta. A él le gusta.
Le llegó la vocación, dice, tarde, viendo a su padre entrenar en el campo para la reaparición que protagonizó con José Tomás en La Merced, y ahora, aunque yendo con tranquilidad, midiendo los pasos, se siente capacitado para dar el salto al toreo con picador, si bien matiza que será “cuando llegue el momento indicado, para no dar un paso en falso que te mande al traste”.
Ya ha toreado desde que debutó hace tres años, en Ronda, en Arlés (Francia), por diversos puntos de la provincia, en la de Jaén, y se ha metido en semifinales del concurso de televisión autonómica andaluza, una competición que considera un buen escaparte y un buen trampolín.
Pero, entre sus sueños, confiesa que tiene desde que se inició en esto, el de vestirse de luces en La Merced, ese coso donde su padre vivió muchas de sus mejores tardes de gloria. Y lo quiere hacer con su toreo, del que dice: “No me considero torero ni de arte ni de valor, sino que tengo un estilo propio, con mi personalidad, y lo que me gusta es torear con el corazón, como sale de dentro, y que cada uno lo califique luego como quiera”.
Muestra así, carácter y personalidad, aunque no se puede evitar la referencia al apellido, y lo que le ha supuesto de positivo y de negativo: “El apellido es una ayuda porque los empresarios te escuchan más que a uno que no conocen, pero también tienes que ser consciente de que es una responsabilidad, porque la gente espera algo de ti, no como alguien desconocido, y tienes que estar a la altura”. Y él lo está, pese a que ya ha conocido el desgarro del asta en sus carnes, en una cogida de la que ahora se cumplen tres años, y ha soportado más de un revolcón, algo que asegura, se supera con la ilusión de ser torero.
Emilio Silvera Romero es una muestra más de la pujanza de los jóvenes toreros para Huelva, que vive tiempos en los que se ve despuntar a más de un diestro, y, ese valor de lo joven para una fiesta que va viendo cómo le crecen los detractores, es otro de los aspectos que valora para Viva Huelva: la presencia de jóvenes que se interesen por ser torero. “Es lo más importante, porque son el futuro, los que dentro de diez años estarán ahí apoyando, mientras que haya gente joven apoyando el toreo tendrá futuro, y el día que deje de haberla, esto se acaba”.
Pues eso, calma, pero con pasos firmes. Suerte, maestro.
Huelva
Emilio Silvera se asoma con su toreo a la Maestranza de Sevilla
Estará en el ciclo de novilladas promocionales este jueves con ganado de Villamarta
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