Fue irse Comas y llegar la mejor versión del Decano. El recreativismo ha vivido un día de fiesta, con toques emotivos y con la salsa del fútbol: el gol. El Decano ha despedido a Pablo Comas con una clara victoria ante el Real Murcia. Un golazo de Dani Molina nada más iniciarse el choque y otro de Rubén Mesa en la primera parte, más la expulsión de un murcianista tras la reanudación, decantaron un partido genial del Recreativo que fue redondeado con otra obra de arte de Iván Aguilar.
Ya desde horas antes al inicio del encuentro se respiraba recreativismo. Riadas de personas yendo al estadio con sus camisetas del Decano, el regreso de himnos clásicos en megafonía o el palco plagado de autoridades denotaban un cambio radical en el Recre. Y encima no pudo comenzar mejor el partido. Dani Molina, a los dos minutos, vio al portero del Murcia adelantado y desde cerca de 35 metros envió el balón al fondo de la red.
Los más de 7.000 espectadores reunidos en el ‘templo’ recreativista gozaron del mejor inicio de los onubenses de la temporada. El equipo de Alejandro Ceballos se hizo con la posesión, se creció ante un rival llamado a estar en los primeros puestos y en defensa era un muro de contención.
Una mejora en el juego ocasionada por el gran momento de forma de Dani Molina. Un joven onubense con calidad, clase y cada vez más fuerte en el choque. Partido a partido va demostrando que se le queda pequeña esta categoría.
Y otro jugador que se sale es Rubén Mesa. Ya no es ese que se venía abajo cuando erraba una ocasión. Ahora encara, le da pausa al juego y ve puerta. En el 25’ se deshizo de dos jugadores y batió a Diego Rivas con un disparo cruzado.
El Decano se marchó al descanso venciendo por 2-0 y tras la reanudación se vio beneficiado por una torpeza de Armando, que vio la roja tras rebañar los tobillos de Dani Molina.
El Murcia mostró algo de orgullo y se acercó con peligro a las inmediaciones de Rubén Gálvez. Sin embargo, era el día del Decano y el Colombino estaba de fiesta. Iván Aguilar, que no había visto puerta en seis partidos, metió un golazo desde la frontal del área tras recibir un buen balón desde la banda derecha.
De la cara a la cruz. El ariete recreativista vio dos tarjetas amarillas en tan solo siete minutos y dejó a su equipo con un jugador menos. Una por quitarse la camiseta al marcar el gol y otra por patear a un adversario.
Fue un festín, un punto de inflexión y una victoria para creer en un equipo y entrenador cuestionados en las últimas fechas.
