Responsables de un delito de atentado en concurso ideal con un delito leve de lesiones por el que le impone la pena de cárcel y 180 euros de multa a cada uno
El Juzgado de lo Penal 4 de Huelva ha condenado a un padre y a una hija a seis meses de cárcel por amenazar y agredir a una enfermera del centro de salud de La Orden, en la capital onubense, que se desplazó al domicilio de éstos para practicarle una cura al varón.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, los condena como responsables de un delito de atentado en concurso ideal con un delito leve de lesiones por el que le impone la pena de cárcel y 180 euros de multa a cada uno.
Asimismo, les impone el pago de una indemnización conjunta y solidaria a la enfermera por las lesiones causadas de 1.000 euros más los intereses correspondientes.
El juez acuerda suspender las penas privativas de libertad impuestas a los acusados por un plazo de dos años, condicionada a que no vuelvan a delinquir en el mismo plazo y al pago de la responsabilidad civil.
Se considera probado que sobre las 12:30 horas del 10 de junio de 2016, la víctima, en el ejercicio de su función como enfermera del Servicio Andaluz de Salud, desarrollando sus labores en el Centro Médico de La Orden (Huelva), acudió al domicilio del acusado para realizarle las curas que precisaba la herida en la pierna derecha tras una intervención quirúrgica que había sufrido y de la que había sido dado de alta el día anterior.
Al término la enfermera le dijo que tenía que ir al Centro de Salud para que le practicaran las siguientes curas, momento en el que el acusado sujetó la muleta que precisaba por la operación y la levantó en actitud amenazante contra ella, a la vez que decía a grandes voces "ahora mismo cojo el garrote y te muelo a palos", y que él no iba a ir al Centro de Salud, ante lo cual, por el temor que le inspiró esta actitud, la enfermera se levantó e inició el camino para salir de la casa.
En ese momento salió de una habitación de la casa la hija del acusado, quien, conociendo la condición de enfermera del SAS de la mujer, se dirigió a ella de forma agresiva diciendo que su padre no la había amenazado a la vez que, con las manos, le dio un fuerte empujón por la espalda, lanzándola fuera del domicilio, lo que hizo que se tambaleara, a la vez que la acusada también le gritaba y la amenazaba.
Como consecuencia de estos hechos, la enfermera resultó con lesiones de las que quedó estabilizada a los 60 días, de los que 30 fueron de impedimento para sus ocupaciones habituales, habiendo tardado ese tiempo en sanar por haber supuesto una reexperimentación de otra agresión laboral que había sufrido hacía 25 años estando embarazada y en la que perdió definitivamente el feto con 8 meses de gestación.