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Huelva

Experto aboga por el pino o el eucalipto para la restauración de zonas incendiadas

Juan Manuel Domingo es profesor de la Universidad de Huelva, experto en planificación forestal y estudio de los suelos

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  • Pinar de Cartaya. -

Juan Manuel Domingo, profesor de la Universidad de Huelva, experto en planificación forestal y estudio de los suelos, ha subrayado la importancia de especies 'colonizadoras' como el pino o el eucalipto para poder restaurar las zonas incendiadas. Este profesor forma parte del grupo de trabajo para la restauración de la zona afectada por el incendio de Olivargas y también estuvo en el grupo de trabajo del incendio de Las Peñuelas.

En declaraciones a Europa Press, Domingo ha recordado que estas especies no están exentas de polémica y ha lamentado que siempre se asocien a la propagación de incendios cuando "toda la vegetación transmite el fuego". Así, ha recordado las condiciones tan adversas que se dieron en ambos incendios (velocidad del viento, altas temperaturas, etc).

Así, como ha explicado, la vegetación adjetivada como "autóctona mediterránea" también es transmisora y ha incidido en el efecto del matorral, el cual es de ignición muy fácil y tiene un alto poder calorífico. "El matorral es como dinamita" ya que genera llamas de más de cuatro metros que llegan hasta las copas de los árboles, ha proseguido el experto, que ha sostenido que en un terreno sin matorral la propagación de un incendio tiene menor virulencia y es más fácil su ataque.

No obstante, ha ensalzado el valor ambiental del matorral y su relevante papel en la biodiversidad, por lo que "no se trata de eliminarlo sino de gestionarlo territorialmente" para que no se den espacios muy extensos con continuidad de matorral y conseguir que las masas arboladas extensas estén bien distanciadas de estas formaciones de matorral al objeto de evitar que se den condiciones propensas para un gran incendio.

Domingo ha señalado que Las Dehesas bien mantenidas forman un sistema muy adecuado para generar espacios donde atacar al fuego, pues el pasto arde con poco poder calorífico y el arbolado se encuentra separado.

Ha subrayado que el mundo forestal tiene "su economía", de manera que los propietarios privados de montes tienen que poder sacar un rendimiento económico porque "si las dehesas u otras zonas forestales se abandonan o se pastorean mal, prolifera el matorral; hay que exigir al propietario que cuide sus montes, pero se le debe proporcionar la ayuda económica suficiente".

Sobre este tema, insiste en que "si un terreno particular, por sus condiciones de suelo o de pendientes pronunciadas, no es apto para mantener una dehesa", encuentra "muy legítimo que el propietario repueble estas zonas con eucaliptos".

Hoy día, "una plantación de eucalipto con su certificado de gestión forestal sostenible no va a hacer rico a su propietario, pero tiene sostenibilidad económica, genera los suficientes ingresos como para que se haga un mantenimiento preventivo de incendios, se respeten espacios para la biodiversidad y el paisaje, y, muy importante, no se produce degradación del suelo para nuestras generaciones futuras".

Ecológicamente, añade, es "un balance muy favorable frente a la alternativa de transformación en una plantación agrícola, o frente a su abandono al matorral que nos llevará de nuevo al incendio descontrolado".

Del mismo modo, ha explicado que el 15 por ciento del territorio quemado en el incendio de Olivargas tiene suelos de condiciones favorables en espesor y nutrientes, pero el resto, más del 80 por ciento, son terrenos pedregosos y con poco espesor. Ante esto, Domingo considera que las especies colonizadoras son el recurso posible para plantar, en especial en las laderas y lomas de cara a mejorar la calidad del terreno.

A su juicio, en montes públicos o en los terrenos forestales que se encuentran dentro de espacios protegidos, "la sostenibilidad económica pierde importancia a favor del servicio público de proporcionar paisaje, biodiversidad, espacios de recreo o aire y agua de calidad".

Como ha explicado, en estos casos los pinos mediterráneos son las especies colonizadoras que "han demostrado históricamente mayor capacidad de instalarse y de generar condiciones favorables para la instalación posterior de otras especies más exigentes, como la encina o el alcornoque".

"Los mapas de suelos (entre otros) nos sirven para escoger zonas donde las colonizadoras se pueden acompañar de estas últimas especies o de otras de exigencias intermedias como los acebuches o los algarrobos", ha proseguido.

Por su parte, Domingo ha hecho hincapié en que "se necesitan tiempos" para la recuperación de zonas incendiadas como 15, 20 años, para empezar a ver montes arbolados. El negro desaparece rápidamente del paisaje, nacen brotes de herbáceas y matorral, pero el experto ha insistido en que la recuperación estructural del paisaje y el arbolado requieren unos tiempos y unas actuaciones que los hagan "más resistentes y resilientes, en el complejo contexto de cambio climático que vivimos".

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