El antiguo templo de San Miguel vuelve a vestir adornos de estrellas de ocho puntas
, al igual que hiciese en época mudéjar, aunque en esta ocasión lo hace en el enrejado con el que el Ayuntamiento lo ha cerrado y no con los azulejos que, en su día, decoraron los zócalos, sobre todo en la zona del altar. Se trata de un cerramiento elaborado en Úbeda con el que el Consistorio ha puesto fin a esta primera fase de trabajo de campo en el templo.
Una intervención para la que se ha contado con un presupuesto de 327.500 euros y en la que se han empleado más de seis meses a operarios que han ido
‘despegando’ los restos de esta antigua iglesia del barrio de San Juan, construida en el siglo XVI, de las paredes de seis viviendas que se encontraban en muy mal estado.
Tras los muros de cocinas, bodegas y salones no tardaron en aparecer frescos góticos, otros del s. XVII, restos romanos, los arcos que sustentaron los techos de las naves laterales, las criptas del templo y numerosos restos óseos. Estos últimos han llamado la atención del área de Antropología de la Universidad de Granada, que va a participar en el estudio de los mismos. De hecho,
dos alumnas de esta rama van a realizar su Trabajo de Final de Carrera sobre los enterramientos aparecidos en San Miguel.
Los restos de este templo han arrojado descubrimientos hasta última hora pues, en las últimas semanas ha salido a la luz
el pavimento empedrado original de la iglesia, realizado a finales del siglo XVII, y también un horno de pan de época árabe.
Este último hallazgo es especialmente interesante, pues se trata de una tahona que, por sus dimensiones y ubicación, debió de pertenecer a personas de un nivel adquisitivo alto y que abasteció de pan a varias viviendas de la zona.
Estos restos vienen a confirmar el discurso de que en el barrio de San Juan se asentaron las principales familias y se construyeron los edificios de poder en el Jaén árabe. Hay que tener en cuenta que en la cercana iglesia de Santo Domingo han aparecido los restos de lo que fue el alcázar de la ciudad durante la ocupación islámica.
Estos últimos restos no se pueden visitar, pues la iglesia se encuentra cerrada al público, algo que
se quiere evitar en el caso de San Miguel.
La intención del Ayuntamiento es que todos los elementos hallados se conserven y se queden en el lugar para su visita. Actualmente, el trabajo se centra en la investigación y en la
elaboración de un proyecto de conservación y puesta en valor. Algo que hasta ahora no se había podido realizar “porque no se sabía qué había que conservar ni qué había que poner en valor”. Así lo confirma a VIVA el edil de Cultura en funciones, José Manuel Higueras.
“Ha sido un trabajo difícil y muy complicado, con un proyecto técnico enorme de diferentes áreas del Ayuntamiento. Desde la expropiación de los inmuebles hasta proyectar cómo entrar y qué tirar o no.
Ha sido muy bonito seguir el trabajo arqueológico e ir descubriendo el diseño Vandelvira o que tiene origen romano y árabe. Ahora toca una parte importante de incorporarlo al discurso turístico de la ciudad. Toca hacer el proyecto de puesta en valor y ejecutarlo”, adjunta el concejal en funciones.
Abierto por obras
El futuro de este enclave es el de convertirse en unas
ruinas arqueológicas visitables “de vanguardia”, algo que, tal y como apuntan desde el Ayuntamiento, ya está extendido por otros países europeos. Se trata de convertir el antiguo templo en un lugar vivo, en el que se celebren pequeños eventos y que esté abierto al público para su visita.
De hecho, en el tramo final de la excavación se realizaron una serie de
tours guiados a jiennenses para que conociesen lo que se ha hallado allí en los más de seis meses de trabajo realizado.
Un total de 250 personas, en grupos muy reducidos, participaron en el programa ‘Abierto por obras’, que estaba pensado sólo para el mes de abril y tuvo que ampliarse también al de mayo.