Un año después, las calles se llenaron de indignación ciudadana. El movimiento ‘15-M’ resucitó el pasado sábado en la capital en una nueva demostración de fuerza: en torno a 2.000 personas reclamando un cambio en la democracia. La participación de los jóvenes universitarios fue importante para lograr una afluencia que, finalmente, fue sensiblemente menor que la lograda en junio del año pasado. Al margen de las cifras, se vivió una nueva jornada de reivindicación social pacífica.   El inicio fue demasiado frío. A las siete de la tarde, la Plaza de Santa María no era el hervidero que se esperaba y hacía presagiar una participación muy por debajo de las expectativas. Sin embargo, media hora después en torno a 2.000 personas echaban a andar. Los lemas se repetían: “No es una crisis, es una estafa’ o ‘Que no, que no nos representan’. Sin embargo, se unían otros como el de un jubilado que pedía que sus nietos no se convirtieran en unos esclavos. Recorrieron las principales calles hasta la Pl. de las Batallas, donde se leyó un manifiesto y se disolvió la concentración, sin intención de repetir la acampada.   Se volvía a percibir la heterogeneidad que ha caracterizado (y unido) al movimiento: jubilados, niños, adolescentes y familias al completo reivindicaban al unísono un cambio en el sistema político y económico de este país. Hubo una mayor presencia de jóvenes que en ocasiones anteriores.   Un año después y sin que se haya producido ni un cambio de los exigidos, los jienenses mostraron nuevamente su indignación. Con el mismo mensaje: “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.