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Miércoles 20/11/2024
 
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Jaén

Miguel Hernández en la capital

El poeta Miguel Hernández llegó a Jaén a mediados del febrero de 1937 como miembro del ‘Altavoz del Frente’ y participó activamente en la fundación del periódico ‘Frente Sur’. Vivió en el número 9 de la calle Francisco Coello (calle Llana) desde donde gustaba pasear hasta Jabalcuz

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  • Miguel Hernández -

Recién cumplida la efeméride del bombardeo de Jaén, el pasado 1 de abril, y a las puertas del 80 aniversario del inicio de la Guerra Civil Española, otro personaje que poco a poco sale del ostracismo es el poeta Miguel Hernández, aunque el Ayuntamiento de Jaén colocó en 2003 una placa en la vivienda que ocupó en el número 9 de la calle Francisco Coello (calle Llana) Sin duda la Diputación Provincial ha sido quien más ha contribuido a recuperar la figura del poeta a su paso por Jaén haciendo himno oficial de Jaén su poesía “Aceituneros y propiciando la apertura de su museo en Quesada, localidad natal de su esposa, Josefina Manresa.


Miguel Hernández llega a Jaén a mediados de febrero de 1937 como miembro del ‘Altavoz del Frente’, un órgano encargado de hacer propaganda republicana. En Jaén, participa activamente en la organización y fundación del periódico ‘Frente Sur’, ligado a Altavoz, en donde escribiría varias poesías y artículos. Tras casarse con la jienense Josefina Manresa, ambos se establecen en Jaén, en una vivienda de la calle Llana. Desde allí se prodigan en paseos hasta Jabalcuz, donde el poeta solía bañarse en una alberca hasta que el 9 de mayo de ese mismo año deja la ciudad y se traslada a Badajoz. En el número 9 de la calle Llana escribió poemas como ‘Aceituneros’, ‘El sudor’, ‘Campesino de España’ o ‘Jornaleros’, parte esencial de ‘Viento del pueblo’.


A la muerte de Miguel Hernández, en 1942, el círculo más íntimo (Neruda, Aleixandre...) le aconsejó ocultar todos los documentos fuera de la casa familiar. Los amigos que tenía en Cox (Alicante), el municipio al que Josefina había huido al abandonar para siempre Orihuela, y tras su paso por Jaén, enterraron los documentos  para que la Guardia Civil, que presionaba a su viuda, no pudiera hacerse son ellos. Los 5.600 documentos que hoy pueden verse en el Museo de Miguel Hernández en Quesada incluyen desde las primeras ediciones de los libros del poeta a la correspondencia personal, los artículos escritos como corresponsal de guerra, fotografías o dibujos, como el que le hizo Buero Vallejo en la cárcel o el que realizó el pintor Eusebio Oca, su compañero de celda, momentos después de que el poeta muriese.

Su amor, su musa, Josefina Manresa

La quesadeña Josefina Manresa fue el gran amor de Miguel Hernández, su musa de inspiración poética, madre de sus dos hijos y guardiana de su legado literario durante el franquismo. Miguel y Josefina se conocieron el 15 de agosto de 1933 en la feria de Orihuela, y “el poeta”, como así le llamaban las amigas de Josefina, acudía a cortejarla a los talleres de costura donde trabajaba. A partir de ahí, Josefina comenzó a desempeñar junto a Miguel su papel de novia, esposa, madre y por último protectora de la memoria del poeta. Los poemas y las cartas de su marido permanecieron enterrados en sacos y distribuidos por diversas casas de campo durante décadas. Solo así ha sido posible que el legado literario hernandiano haya podido llegar hasta nuestros días. El “Museo Miguel Hernández / Josefina Manresa” pone en valor esta faceta de Josefina Manresa en reconocimiento a una mujer inseparablemente unida a la memoria del poeta universal.

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