Le gusta al alcalde de Jaén, Javier Márquez, comparar su llegada al cargo con el proceso de elección del Papa Fabián en el año 236. El entonces laico fue elevado hasta la cúspide de la Iglesia tras posarse sobre él una paloma, lo que entonces se interpretó como una señal del Espíritu Santo. Márquez, que hoy cumple un año desde que accedió a la Alcaldía de Jaén, recibió su particular señal divina por parte de su antecesor, José Enrique Fernández de Moya, que dio la espantada apenas cinco meses después de perder la mayoría en las Elecciones Municipales y de comprometerse públicamente a seguir al frente de la nave municipal.
“Yo tengo la ilusión de una persona que no vive de la política”, comentaba el alcalde en septiembre a VIVA JAÉN, en una entrevista que removió los cimientos de la vida política municipal tras retar Márquez a los grupos de la oposición a presentarle una moción de censura para acabar así con el bloqueo institucional al que, en su opinión, están sometiendo al Ayuntamiento. Una situación de parálisis en la gestión municipal que ha marcado buena parte del mandato de Márquez por la falta de mayoría del PP en el Pleno. Y eso que el alcalde intentó asegurarse la estabilidad con una polémica subida de sueldo a los tres ediles de Ciudadanos, apenas unos días antes de que éstos pasaran al grupo de los no adscritos. PSOE y Jaén en Común (JeC) acusaron a Márquez de amparar a ediles ‘tránsfugas’ y, aunque el regidor jienense se amparó en informes del secretario municipal para defender esa controvertida subida salarial, meses después (también en la entrevista a VIVA JAÉN) mostraba su arrepentimiento por esta decisión que él adoptó de modo unilateral y que se le volvió en contra.
Aunque los tres ediles no adscritos no han parado en los últimos meses de postularse para entrar en el gobierno municipal, el alcalde ha dejado claro que no quiere aventuras con quien considera que “están en las antípodas” políticamente. No obstante, la ruptura interna materializada esta semana entre los tres ediles no adscritos abre un panorama nuevo de cara a la estabilidad del gobierno local. La decisión del PP de acceder a la petición de los ediles Víctor Santiago e Iván Martínez de contar con despachos individuales, al margen de su compañera Salud Anguita, puede interpretarse como un gesto de Márquez y su equipo para garantizarse al menos el apoyo (si no de forma expresa, sí al menos tácita) en el Pleno de los dos ediles escindidos. La sesión plenaria de hoy miércoles puede dar alguna pista sobre el reparto de fuerzas.
Según el alcalde, el bloqueo institucional al que la oposición ha sometido al gobierno municipal supera incluso, en la escala de preocupaciones, a la crítica situación económica del Ayuntamiento. Y eso a pesar de que el propio Márquez, en línea con su antecesor, ha admitido tener “pesadillas” y dificultades para conciliar el sueño al no tener garantizadas las nóminas de la plantilla municipal mes a mes. Eso, y la frustración que le produce la escasa capacidad de maniobra para afrontar inversiones en la ciudad, si quiera la micropolítica que se puso de moda en la época de recesión.
El gobierno local ha tenido que buscar la liquidez necesaria en la asunción de nuevos créditos y la refinanciación de la deuda actual, que la oposición sitúa en el umbral de los 700 millones de euros. Ni siquiera han prosperado los intentos por consensuar con el resto de grupos políticos un plan económico con medidas estructurales, y no puntuales, ante el agónico escenario financiero local. La llegada a la secretaría de Estado de Hacienda del anterior regidor jienense, Fernández de Moya, hace albergar al PP ciertas esperanzas de contar con medidas de alivio económico, aunque desde la oposición se cree que no puede haber soluciones mágicas si no se produce una importante quita de la deuda contraída en los planes de pago a proveedores.
La etapa de Márquez en la alcaldía se abrió, sin embargo, con un nuevo aire en el Ayuntamiento y la distensión en las relaciones con el resto de instituciones públicas. “Me comprometo a colaborar con todas las instituciones”, dijo Márquez en su discurso de toma de posesión, marcando distancias con su antecesor. Se estrenó en el cargo con una visita al sistema tranviario, algo que se interpretó como un guiño a la Junta para intentar desbloquear su puesta en marcha, tarea, en todo caso, aún pendiente. Y el 22 de febrero recibió en el Ayuntamiento la visita de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, un encuentro que buscaba imprimir un nuevo impulso a los muchos proyectos pendientes entre ambas instituciones. Meses después, poco se ha avanzado de los compromisos adoptados en esa reunión, y sigue pendiente también la visualización por la ciudadanía del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el llamado ‘plan Márquez’ que ha llegado después de 12 años. El ‘Jaén Plaza’ es, sin duda, la gran apuesta del alcalde para intentar cambiar el rumbo de una ciudad con demasiados claroscuros.
Jaén
Javier Márquez cumple un año de claroscuros en la Alcaldía
La inestabilidad política por la minoría del PP ha condicionado la gestión de Márquez, incapaz también de abrir nuevos horizontes ante la ruina económica
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