Los Arrabaleros presentaron este fin de semana su segundo disco ‘La fuerza de mis flaquezas’ en un concierto memorable en ‘Casallana’, que superó, en vivo, al buen trabajo producido por ellos mismos y por Bernardo Vidal en los estudios Raro Records (Jaén).
El camaleónico Emilio Ramos se calzó los botines de su ‘alter ego’ Osvaldo para dirigir a Los Arrabaleros durante hora y media con un carisma arrollador, una ejecución que rozó el sobresaliente y todo el arco iris de su cálida voz puesto al servicio de un proyecto que va a dar mucho que hablar en los próximos meses.
‘Flores de fregadero’, ‘Campanas de boda’, ‘Juan sin miedo’ o ‘Besos urgentes’, plato fuerte del nuevo disco escrito por Kike Ganso y Juan Calamidad, fueron coreadas por un público entregado a la banda, más ecléctica en este segundo trabajo, a pesar de que lleva un mes en el mercado.
Junto al “buen mozo y embalao para el querer’, Emilio Ramos, tal y como reza el clásico tango ‘Sí soy así’ de Francisco Lomuto y Antonio Botta, que tampoco faltó en su repertorio, el resto del arrabal canalla y porteño, Ángel Garrido (contrabajo y coros), José Ángel Sánchez (batería y coros), Guillermo Zafra (española y coros) y Jesús Gálvez (guitarra eléctrica, armónica y coros), hicieron que Los Arrabaleros dejaran claro que son más las fuerzas que las flaquezas y que, en la atomizada escena actual, ganan por “una cabeza” en actitud, espectáculo, profesionalidad y presencia.
La sección de metales y las colaboraciones engrandecieron un espectáculo que no solo viene a recuperar en la escena nacional aquel género a caballo entre lo castizo y lo porteño que encumbrara a Malevaje como uno de los grupos fetiche del Madrid de los ochenta, si no que ha dado lugar a un universo propio ya, el arrabalero, cincelado en el disco por un Circo Chatarrero brillante en su habitual transgresión. ‘Cien mil caballitos de anís’, de Corcobado, como viene siendo habitual, puso el broche de oro a una presentación que forma parte ya de la historia de la música de esta provincia.