La apertura el último fin de semana del centro ‘Jaén Plaza’ en la capital jiennense ha servido para activar y estimular a un sector, el comercial, alicaído y con signos de estancamiento en los últimos años en la provincia. Ahora bien, la crisis no ha sido igual para todos y se ha cebado, especialmente, con el comercio tradicional, el más reacio a los cambios y a los nuevos formatos de ventas que cada día ganan más terreno. “No podemos hacer sombras a un monstruo, pero sí tenemos la obligación de trabajar en las dos direcciones, en el comercio de proximidad y en la modernización de estructuras comerciales y la vía electrónica”, aseguró Francisco Gutiérrez, presidente del Centro Comercial Abierto Las Palmeras al hilo de la irrupción de la nueva superficie comercial en los terrenos de Las Lagunillas.
De la crisis del comercio provincial en la última década dan fe las estadísticas. Según el Registro de Comerciantes de la provincia de Jaén, el número de empresas del sector era a mediados de este año de 9.677, lejos de las 11.129 que había hace apenas tres años, es decir, un descenso de 1.452. Del total de firmas el número de establecimientos de comercio al por mayor era de 541; al por menor (sin establecimiento comercial permanente), 302; y al por menor (con establecimiento comercial permanente), 8.834. Durante 2018, según los datos del Consejo Económico y Social (CES) provincial, se registraron en el sector del comercio un total de 20.000 contratos. Tras un ligero crecimiento en los dos años anteriores, el sector volvió a estancarse en 2018, pues la subida experimentada fue del 0,16%, muy lejos del 10,53% y del 27,24% de los dos ejercicios anteriores. Además, el número de empleados en el sector, que en 2018 era de 21.773 personas, experimentó el último año un descenso de 264 personas. Y, en relación a la posición que ocupa el comercio provincial dentro de Andalucía por número de ocupados, Jaén sólo aventaja a Huelva y está muy lejos de los 76.320 y 66,676 ocupados de Sevilla y Málaga, respectivamente.
La capital jiennense es uno de los lugares donde la crisis del comercio tradicional se viene manifestando con mayor crudeza desde hace años. Aquí, las empresas eran 1.732 en el año 2017, una cifra que suponía 461 comercios menos en una década. El peso del comercio capitalino respecto al total de sectores productivos también ha ido menguado en los últimos años al situarse en el 24,46%, más de tres puntos menos de los que tenía en 2007, al inicio de la crisis. Y resulta evidente que no existe capitalidad comercial de Jaén, pues mientras que el peso del comercio a escala provincial es del 30,62% como media ,en la capital lo es del 24,46%. En Linares, por ejemplo, es del 32% (con 855 comercios censados) del 31,58% en Úbeda (731 comercios) y del 31,47% en Andújar (663 comercios). Y en términos de empleo, en 2018 el paro en el sector servicios (donde se engloba el comercio) era de 6.529 personas, casi el doble de los que había en 2007 al inicio de la crisis. Los mayores signos de declive comercial se manifiestan en las tiendas minoristas de la zona centro, que coincide con el epicentro del Centro Comercial Abierto Las Palmeras, uno de los cinco de la provincia. Se trata de 44 calles comerciales del centro y casco histórico de la ciudad, donde hay censados 678 establecimientos de comercio, servicios o restauración, Fueron los propios comerciantes los que denunciaron pérdidas medias del 20% en su facturación apuntando a los efectos de la peatonalización como primera causa de ese ostracismo. En todo caso, el comercio acapara casi una tercera parte del tejido productivo de la provincia, frente al 10,78% que representa la hostelería, el 9,93% la industria (incluidas almazaras) o el 9,50% la construcción. “Debe haber una movilización conjunta de la empresa privada y la Administración con las inversiones necesarias para una recuperación basada en las actividades industriales con valor añadido (agroindustria, aeronáutica, automovilística)”, dijo el secretario provincial de CCOO, Francisco Cantero.
El auge del comercio electrónico es el mejor signo de la revolución que se está experimentando en este sector donde la máxima no es otra que renovarse o morir. “Los empresarios estábamos un poco apagados por las circunstancias comerciales y una venta on line que en todas partes ha hecho mucho daño, por eso hemos optado por la adaptación y hemos querido zarandear al resto de comerciantes y recordarles que no solo depende de los políticos que tu negocio funcione, depende mucho de ti como empresario”, señaló Francisco Marín, del colectivo ‘MÜY’. El comercio de la capital tiene también el hándicap de la parálisis de la Cámara de Comercio, cuyo futuro sigue en el aire. Desde el CES provincial se ha apostado por fórmulas para que todas las empresas de la provincia puedan acceder a los distintos programas de apoyo que se canalizan a través de las Cámaras.El CES apuesta también por peatonalizar los centros históricos, pero exige que, previamente, se doten de las infraestructuras de acceso y de servicios de calidad a los mismos.