El inicio de las obras del Museo del Flamenco de Andalucía (MFA), en la plaza Belén, ha dejado al descubierto restos arqueológico de una antigua construcción en la entrada del ya desaparecido zoco de artesanía, en la plaza Peones, y que también formará parte del equipamiento de la futura instalación. De hecho, se destinará a albergar el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco, actualmente ubicado en el Palacio de Pemartín. Fuentes de la Administración andaluza han confirmado a Viva Jerez la aparición de estos restos al inicio de los trabajos, que arrancaron hace una semana tras la colocación de la simbólica primera piedra, sin que hayan afectado al desarrollo normal de la obra. Las mismas fuentes explican que en estos momentos dichos restos “se están analizando”, pero “al encontrarse fuera del entorno de la obra en sí, no afectan al desarrollo de la misma, de momento”.
Desde el grupo de facebook Salvemos el centro histórico, dedicado a abordar asuntos concernientes a Intramuros y a velar por su protección han resaltado la importancia de estos vestigios, que consideran “claves” para “arrojar luz al pasado almohade o prealmohade de la ciudad”. En este sentido, se remontan a un estudio publicado en 1998 por los profesores Laureano Aguilar, Rosalía González y Francisco Barrionuevo, en el que advertían del importante papel que tenía Jerez en la época almohade, en la que esta ciudad era el núcleo urbano más importante entre Sevilla y Gibraltar. Asimismo, en Salvemos el centro históricos también creen que estos restos pueden ser importantes para estudiar la Jerez preamohade del siglo XI, anterior al año 1146, dada la escasez de datos que existen.