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Jerez

La lírica del alquitrán le gana terreno al albero

El día de los cacharritos abarrota la ‘calle del infierno’ de ‘poesía’ popular y familias esperanzadas en estirar un día más el chicle de sus carteras

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El martes de los cacharritos de la Feria del Caballo

Buen ambiente en el Real en el martes de Feria

Ni Góngora, ni Garcilaso; Lope de Vega o Bécquer… Ni Federico, ni los Machado... Ni Pemán y su romance a la Feria de Jerez.

Si quieren saber de verdad qué es poesía deben enfrentar alguna vez el paseíllo que culmina allí donde el albero da paso al alquitrán, verdadero portón de los sustos ante el que no queda más remedio que hincarse de rodillas, encomendarse a lo más alto y echarle valor. A porta gayola y que sea lo que Dios quiera.

El martes es el día de los cacharritos y se hace inevitable acercarse hacia esa otra Feria que sí pudimos disfrutar -y padecer al mismo tiempo- el año pasado, cuando un amigo me decía que habían montado precisamente la parte equivocada. Esta vez no ha sido así. En esta ocasión tenemos la parte buena y la mala, claro que el calificativo ya lo pone cada cual.

Sobre las seis de la tarde empieza a salir gente de todas partes, como si aquello fuese el desembarco de Normandía. Todavía hace calor, pero ya no se puede esperar más.  

Niñosy niñas, jóvenes y 'jóvenas', padres y madres, tíos y tías, abuelos y abuelas... Las colas son el peaje que debe abonarse por ahorrarse algún euro en esta primera jornada de precios populares, que no son tan populares. Eso sí, en muchos sitios te dan un globo gigante que ya no vas a saber dónde meter en toda la tarde.

Entre decibelios se cuelan los alardes líricos de estos dignos sucesores de la mejor lírica del siglo de oro español, donde no falta nunca un “meneíto de propina para tí y para tu prima”.

Y qué es poesía preguntaba Gustavo Adolfo. Tu prima, tu prima también puede ser poesía. Poesía fugaz, espontánea, directa al corazón. Sin alardes ni pretensiones.

Se hace ya necesaria la dedicatoria de algún congreso literario a estas cantigas que brotan de los altavoces de los cacharritos y lo que no son cacharritos.

Ahí está la Tere con su tartana, vendiendo bocadillos como le da la gana, y sin que nadie le haya dado un sillón de la Academia.

Los euros parecen salir volando como si de globos de Peppa Pig se tratase. Da igual que sea jornada popular o no.

La Feria se ha vuelto muy astifina, desarrolla sentido y le busca la cartera. Hay gente que se sorprende de que esto sea así, como si acaso esperase otra cosa. Como si en un contexto de inflación galopante como el que nos toca vivir de hace ya varios meses fuera posible crear un microcosmos económico en el parque González Hontoria.

Resignación. El toro le va a pillar lo quiera o no. Trate de hacerse el menor daño posible.

La Feria del Caballo no puede ser ajena a esta subida general del coste de la vida que venimos padeciendo. Como tampoco es ajena a otras muchas cosas.

Así, si hay ambiente preelectoral fuera, también lo hay dentro. La fiesta no se escapa de nada, ni quiere. Por esa pasarela que es el Real pasó este martes Inmaculada Nieto, la candidata de Por Andalucía a las autonómicas.

Lo hizo justo un día después de que la Junta Electoral rechazase la inscripción de Podemos y Alianza Verde en esa coalición.

Antes de que la pandemia entrase en escena, existía una queja común sobre el estado en el que se encontraba el albero del parque González Hontoria.

Estos últimos meses ha sido renovado de manera integral y se nota. Claro que tampoco se puede dejar de lado que estamos hablando de una superficie irregular y que se ve alterada por la circulación de los vehículos que prestan servicios esenciales y por los numerosos enganches que se suman diariamente al paseo de caballos.

Esa irregularidad la padecen de manera singular las personas que sufren algún problema de movilidad, bastante más sensibles en ese sentido. Para ellos, el suelo parece abrirse a cada alteración del terreno. Si usted también ha tenido esa impresión y no tiene mermada su movilidad, es que quizá se ha excedido en el consumo de espirituosos. Cuando note que el suelo se abre a su paso, eche el freno, aunque en realidad ya debería haber parado mucho antes.

En la Feria hay problemas de movilidad para todos, aunque estos últimos son realmente sobrevenidos. Este año se ha puesto en marcha un módulo de integración que permite recargar sillas eléctricas y dispone además de aseos y cambiador adecuados a personas con necesidades especiales.

Se trata de una amplia caseta concebida para cubrir algunas de las necesidades que pueden surgir a las personas que padecen discapacidades o tienen problemas de movilidad, a pesar de que sus patologías no estén legalmente reconocidas.

Ofrece servicios muy básicos pero a la vez esenciales para estas personas: recarga de baterías de sillas eléctricas, aseos adaptados, cambiador con grúa...

Se puede acceder por el carril bici desde Ifeca y El Bosque y está en la calle donde se concentran las casetas de los partidos políticos.

La de Jerez es una feria de muestra sus mayores encantos a partir de las cinco de la tarde. Ocurrió también este martes, una jornada a la que acompañó una brisa -a veces agradable y a veces un tanto pasada de rosca- que rebajó la temperatura hasta dejarla en su justa medida. A esa hora van concluyendo los almuerzos concertados, se van plegando las mesas y suena música en directo en muchas casetas.

Hay de todo. Ahora se cuestionan estilos y tendencias como si acaso la Feria del Caballo fuera el Concurso Internacional de Música de Munich. Hay casetas y públicos para todos los gustos, hasta para escuchar el flamenco más cabal. Pero la Feria tiene que seguir siendo diversa. Con orden, pero plural.

Este miércoles, incluso, diez casetas se suman al día sin ruido para ofrecer una cena en silencio a las personas con síndrome del espectro autista y asperger, de modo que no habrá música entre las 20.30 y las 22.30.

En los cacharritos también habrá silencio de 15.00 a 20.30.

Malos tiempos para la lírica de andar por casa. Un rato sin meneíto de propina, ni para tí..., ni para tu prima. 

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