Ni en sus más disparatados sueños Álvaro Ruiz, Manolo Castilla o Paco Asencio podrían imaginar que el Cristo del Perdón cincuenta años después de aquel 21 de abril de 1973 iba a procesionar en la jornada del Domingo de Ramos, o que en lugar de salir del jardín anexo a la parroquia de Santa Ana lo iba a hacer de una ermita que, por aquellas calendas, apenas sabían algunos jerezanos que existía, o que iba a procesionar María Santísima del Perpetuo Socorro que, en aquellos inicios de década ni se pensaba en su existencia dentro de la Corporación aunque su nombre sí estaba ya inscrito en el global de la Hermandad, con banda de música y que el Cristo, ya sin la Cruz añeja, lo iba a hacer con cornetas y tambores.
Tampoco podían pensar que aquellas túnicas azul marinas, en un guiño al mundo obrero que está presente en la advocación de San José que celebra su festividad el 1 de mayo, iban a ser remodeladas o, incluso, que sus filas iban a estar llenas, cada año más, de esos monaguillos que son los que dan futuro a esta institución penitencial que nació para procesionar en la Madrugada, pero que sin embargo nació en un Sábado Santo en el que su hermana Candelaria le prestó el paso del Señor de Las Misericordias, porque el que diseñó Jesús Vázquez aún no había sido encargado, para después pasar al Viernes Santo, con visita al Hospital Juan Grande, el Sanatorio de Santa Rosalía, vistiendo la túnica algunos hermanos de la Orden de San Juan de Dios.
La cofradía ha ido sufriendo muchos cambios hasta convertirse ya en un referente en la Semana Santa de Jerez pero jamás se puede olvidar esa primera salida junto a La Piedad, Santa Marta y La Candelaria, solo con el palio ya que al haber llovido el Lunes Santo pidió permiso para hacerlo el Sábado, pero lo tuvo que hacer solo con la Señora ya que había un compromiso adquirido con la que hacía el cortejo número 30 en la nómina de cofradías jerezanas para cederle el paso de misterio para el Sábado, teniendo en cuenta que el visto bueno del Cardenal Bueno Monreal para que hiciese estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral no llegó hasta el 28 de marzo y la procesión se llevó a cabo 24 días más tarde.
Un tiempo récord, con ese taller de costura en aquella casa histórica de la barriada del Carmen, con Manolo Castilla advirtiendo que nadie mirase para atrás y que no se hablase para mantener esa penitencia con que se alumbró en esa tarde de 21 de abril a las 16.30 horas, haciendo el recorrido a la inversa, primero a la Catedral y finalizando la Carrera Oficial en la Rotonda de los Casinos y llegar a las 10 a Santa Ana.
Cincuenta años de una hermandad que nada tiene que ver con aquella de 1973 pero que ha encontrado su sitio y su lugar importante en nuestra Semana Mayor.