Expertos de medio centenar de países se reúnen esta semana en Cádiz y Jerez para analizar en el 44 Congreso Mundial de la Viña y el Vino los principales retos del sector, entre los que se encuentran el cambio climático o el aprovechamiento de las oportunidades que le ofrece la inteligencia artificial.
El d
irector general de la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV), Pau Roca, advirtió tras el acto inaugural que este cultivo es “el más sensible al cambio climático”, por lo que “nunca ha sido negacionista”.
Por eso el sector, que vive del suelo, el clima, el agua y el trabajo del hombre, quiere ser “ejemplar” en la mitigación del cambio climático y en la adaptación a los cambios que inevitablemente producirá.
“Lo que no es opción es la deslocalización”, aseguró, al tiempo que apuntó que el cambio climático ya ha ofrecido nuevas oportunidades, como tener viñedos en el sur de Suecia y de Inglaterra.
Este es por ello uno de los principales temas del Congreso de la Viña y el Vino que se celebra bajo el lema Vitivinicultura y las Tecnologías de la Información.
Porque
el sector también quiere aprovechar las oportunidades que ofrecen el big data, las tecnologías de la información y la inteligencia artificial a toda la cadena “desde el viñedo a la copa” y reflexionar sobre los retos reglamentarios que tiene que desarrollar para ello, según expuso el propio Pau Roca.
Otros de los retos que afronta el sector es sumar nuevos consumos y consumidores. En su discurso de inauguración, el
presidente de la OIV, Luigi Moio, alertó de la necesidad de proteger el mundo del vino y de que el mundo del vino se proteja.
“El sector vive hoy por desgracia problemas, la sociedad podría ir hacia modelos que lo pueden poner en tela de juicio”, apuntó, tras adivinar que puede llegar “una nueva ola de la ley seca” que podría afectar al vino, una bebida que es “diferente a otras bebidas alcohólicas” y una actividad que “defiende a los territorios” en los que se produce.
Por eso, y para conquistar a los jóvenes como consumidores, el sector investiga en vinos desalcoholizados o de menor graduación, que pueden tomarse en contextos menos formales.
“Necesitamos redibujar el papel del vino”, apuntó en su intervención el
ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que participó en la inauguración del congreso como representante del país anfitrión de uno de los eventos científicos y tecnológicos más importantes del año del mundo de los vinos.
Planas recordó que España es el país con mayor superficie de viñedos del mundo, unas 940.000 hectáreas. Es el tercer país productor y el primer país exportador, ya que produce unos 40 millones de hectólitros anuales y de ellos exporta 27 millones.
El ministro aseguró que
el desarrollo tecnológico es “clave” para afrontar “los desafíos de futuro del sector vitivinícola y situarlo a la vanguardia”, de manera que la incorporación de las nuevas tecnologías que combinen la tradición y la modernidad en los procesos productivos y de comercialización permitirán al sector seguir avanzando “con garantía de éxito”.
Para el ministro, este sector tiene “un carácter estratégico”, no solo por su valor económico, sino también “por su aportación a la cohesión territorial y al desarrollo de amplias zonas rurales, además de poseer una dimensión cultural e histórica muy relevante”.
Por otra parte, valoró los esfuerzos del sector en la búsqueda de soluciones innovadoras, en particular en la incorporación de la digitalización, para lo que han contado con las ayudas de innovación financiadas por los programas de desarrollo rural.
En el congreso participan más de 800 especialistas del sector vitivinícola procedentes de 45 países. Las sesiones técnicas se celebran en Cádiz, incluyéndose en el programa visitas a las bodegas de Jerez y al viñedo.
El encuentro se cerrará el viernes en Jerez con la vigesimoprimera Asamblea de la OIV, que arrancará los actos del centenario de la constitución de esta organizacíón y proclamará el 2024 como año internacional de la vid y el vino.