José Juan Núñez Timermans no sabría decir de dónde es. Se crió en Sanlúcar de Barrameda en sus primeros años de vida, pero con seis se mudó a Jerez, donde creció. Su familia es de Trebujena y lo que tiene claro es que es de la provincia de Cádiz. Graduado en Derecho y en Relaciones Internacionales es, desde hace unos días, el nuevo presidente del Consejo de la Juventud de Andalucía. Se considera un trotamundos con una gran vinculación al asociacionismo y con formación en muchas partes del mundo como Rio de Janeiro, Bologna, Sevilla, EEUU, Túnez o Qatar.
¿Qué supone acceder a este cargo?
–Una oportunidad buenísima en el sentido de que el Consejo tiene bastantes competencias y ha estado hasta ahora algo desaprovechado e instrumentalizado. Ha estado algo inactivo y los jóvenes no conocen que está ahí y creo que se le puede dar la vuelta. Entiendo que es una oportunidad grande de organizar la participación de la juventud en Andalucía teniendo una vía directa con la administración. No solo es representar a los jóvenes, es esa parte de consulta y búsqueda de medidas para mejorar la calidad de la juventud. Es una oportunidad buenísima para ser ese intermediario entre juventud y lo que necesitamos y la admintinstración.
¿Qué objetivos te marcas en esta etapa?
–Despolitizar el CJA s uno de ellos, para tener otra vez legitimidad y autoridad para hablar con todas las fuerzas políticas, administraciones y agentes sociales desde la neutralidad. No queremos luchas partidistas que nublen nuestra labor. Si no, nuestra acción no sería efectiva. Tenemos que tener un grado de lealtad institucional sin rendir pleitesía a nadie. También queremos realizar una escucha activa por todas las provincias para conocer los problemas de los jóvenes y poder presentarlos para esa nueva Ley de la Juventud. Esperemos que por fin salga la ley. Y también nos queremos centrar en áreas como la emancipación, la concienciación medioambiental, la salud mental o el impacto de las nuevas tecnologías. Hay necesidades urgentes y hay que abordarlas desde el Consejo. Nos ponemos en manos de la administración para saber qué margen de mejora hay y ver qué podemos conseguir.
¿Tenías claro que querías presentarte?
–Esto es un proceso que votan las asociaciones. es un proceso democrático. Me curré el programa, negocié con asociaciones un programa bastante inclusivo. El Consejo estaba instrumentalizado y ha sido difícil convencer que las cosas pueden ser diferentes. Ha sido un proceso valiente. He estado siempre en el plano internacional y tocaba venir un poco a la tierra saber qué estaba pasando en Andalucía. No se estaban haciendo las cosas bien y hay que dar un paso significativo. Además de YEF Andalucía están conmigo Inserta Andalucía, los scouts, ASDE y Adaner.
¿Cuáles son los principales problemas de la juventud ahora mismo?
–El desempleo y el empleo precario. Tenemos puestos de trabajo y no llegamos a final de mes. Hay mucha sobrecualificación, tenemos carreras y tenemos que trabajar de lo que sea o irnos fuera de España. Eso se nota. También está la emancipación, que no la tenemos a nuestro alcance porque no tenemos recursos para irnos de casa. La edad de emancipación cada vez se retrasa más. Y esto acaba afectando a la salud mental. La salud mental es algo prioritario porque antes era un tabú y ahora se habla abiertamente. Se está normalizando después de la pandemia.
¿Y cómo se hace frente a estos problemas?
–Escuchar es lo primero. Tener un panorama claro de los problemas. Los datos están ahí, pero es algo que despersonaliza. Se ve que la situaciónestá mal, pero ahí queda la cosa. Queremos escuchar a las personas y las historias personales de los jóvenes andaluces. Queremos incrementar nuestra presencia en medios y concienciar, porque la empatía es importante y queremos que se nos escuche. Hay que exigirle a las administraciones saber qué se está haciendo, que haya un servicio de salud mental a la altura de las necesidades o saber qué está pasando con el bono del alquiler, por ejemplo.
¿Se destinan ayudas suficientes a los jóvenes?
–Hay bastantes cosas, pero la juventud las desconoce. Es algo que se ve mucho con las oportunidades europeas. Está el Erasmus + con el que te puedes ir cualquier semana a hacer cursos con todo pagado. Y la gente no lo cree. Las administraciones tienen que hacer un poco más porque falla la labor de difusión de todas estas ayudas. Y también está el obstáculo de la burocracia, que se hace pesado y nos cuesta. Todo eso, y la falta de recursos.
¿Estamos ante la generación mejor preparada y que menos oportunidades tiene?
–Yo creo que sí. Quién no habla mínimo dos idiomas y quién no tiene una carrera o un buen grado de FP a todos los niveles. ¿Quién no está formado? Casi todo el mundo. Luego eso no se corresponde con la oferta del mercado y eso nos hace preguntarnos si la educación está al nivel suficiente para lo que se nos exige. Ya no es solo saber utilizar Word o Excel, es aprender sobre Inteligencia Artificial, multitud de aplicaciones o saber movernos en redes. ¿Estamos preparados? Sí. ¿Tenemos más oportunidades que nuestros padres? No.
¿Qué es lo que preocupa a los jóvenes enel ámbito social?
–El feminismo, la lucha por la igualdad, que casi se cuestiona la palabra feminismo y es un problema de base. La homofobia, el miedo a identificarse como diferente, que sigue estando ahí y en los colegios se ve con el acoso. También el tema de la xenofobia, atacar al diferente, al que no sigue una conducta “normal”, que odio esa palabra. Estamos concienciados de que ser diferentes no es un problema, sino que mola. Otras generaciones han sido más conservadoras. Cuanto más avanzamos más vamos en progreso y no podemos retroceder. Estamos súper concienciados de que queremos una sociedad más igualitaria, más ética y generosa con el diferente y con nosotros mismos. Todos somos merecedores de respeto. Son cosas tan obvias que no cuesta explicarlo. No nos tenemos que defender, tenemos que decir que esto está bien y es normal. No hay problema.