Cuando don Rafael Bellido, primer obispo de Asidonia Jerez, dio la levantá del paso de misterio de la Hermandad de La Clemencia en la procesión magna del año 2000 no podía imaginar siquiera que en veinticuatro años aquellas treinta hermandades que hacían estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral se iban a convertir en las 46 que existen a fecha de hoy.
No podía pensar ni en sus mas enigmáticos sueños que ese techo de 30 cofradías que se mantenía inalterable desde 1973, cuando El Perdón añadía un guarismo a la tradicionales 29 de entonces, se iba a aumentar en un cincuenta por ciento y que se iban a ver penitentes por barrios tan populosos el Polígono, Nazaret, Zona Sur, Constancia, San Juan de Dios, Las Torres, El Chicle, Pelirón, La Granja, Icovesa o Picadueñas...o saliendo de un colegio trinitario en pleno corazón de Las Angustias...o una segunda cofradía desde Capuchinos...o incluso un Sábado Santo con cuatro cortejos, entre ellos uno de la Sacramental de Santiago...o una Hermandad del Resucitado con blancos capitores...o incluso un cortejo llegando desde Guadalcacín, que este año lo seguirá haciendo el Sábado de Pasión y no se sabe si ya el año próximo los veremos en Carrera Oficial.
Don Rafael no hubiese atisbado que en los barrios más alejados iban a sonar cornetas y tambores ni tampoco que el Martes Santo, que era el día más asequible con solo tres cofradias que se podían ver en una hora, yendo a la salida de La Defensión y viendo ya por Porvera al Cristo del Amor y en Ancha a Los Judíos, se iba a convertir en la jornada más compleja por aquello de que es la más nutrida, con siete hermandades que parten de zonas tan dispares como las parroquias de San Benito, Perpetuo Socorro, San Rafael, Santuario de María Auxiliadora, ya se anuncia que el próximo año Bondad y Misericordia partirá de su capilla junto a la la parroquia de San Juan de Dios, además de las de siempre de Capuchinos o San Mateo o la capilla del Cristo del Amor frente a la que fuese parroquia castrense de San Juan de los Caballeros donde tenía su sede hasta aquel trágico día del 10 de mayo de 1981 con ese rayo que arrasó hasta con la presencia de los penitentes de blanco en su templo habitual. De aquel Martes tranquilo a este otro que marca el nacimiento de una nueva etapa de la Semana Santa según Jerez.
