A Pilar Crespo Jordán
lo de cantar le viene de familia y desde muy pequeña, pero, además, posee talento, y su posterior querencia por los “sonidos negros”, del flamenco al jazz, pasando por el soul, la han hecho crecer como artista hasta que ha encontrado el momento de volar libre. Y ese momento ha llegado este verano
con la publicación de su primer single, La moneda al aire, un tema compuesto por Kiko Carrillo pero que se levanta a partir de su experiencia vital, de sus sentimientos y, por supuesto, de sus afinidades musicales.
Pilar Jordán, como la podemos encontrar en todas las plataformas digitales, se estrenó sobre los escenarios hace una década, poco antes de cumplir los 18, de la mano del
grupo Alba, en el que también cantan su madre y sus tías, participando en ferias y fiestas con un repertorio flamenco y folclórico, como la música que escuchaba en casa desde pequeña, de una rumba a una ranchera, de una bulería a unas sevillanas.
Pero a medida que ganaba tablas empezó a “picarle el gusanillo”; en realidad, la necesidad de explorar nuevos territorios más próximos a su propio universo musical, en el que ya había entrado en contacto con las voces de mujeres prodigiosas como
Aretha Franklin, Nina Simone o Amy Winehouse, cuyo Back to black terminó por marcarla personalmente.
“Me atrapé en el jazz y las variantes del jazz, sobre todo por las vinculaciones que veo entre el flamenco y el jazz, que son músicas que nacen en contextos geográficamente diferentes pero culturalmente similares. Me mueve dentro una cosa parecida a lo que me mueve el flamenco”.
Y dio el paso. Hace tres años montó su propio grupo y se lanzó en solitario a hacer sus propios bolos con un repertorio plagado de “covers” (versiones) de todo tipo, “mezclando ya un poco, cogiendo mi estilo, que ni es flamenco flamenco, ni popero popero, ni soul soul. Es una mezcla de todo.
Cogía canciones de Alejandro Sanz, Niña Pastori, pero haciéndolas mías”.
Poco después tuvo una larga baja médica, y aprovechó el parón para pensar en la posibilidad de entrar por primera vez en un estudio.
Optó por dos versiones, una del Señora de Rocío Jurado y otra de Hey de Julio Iglesias, y la experiencia fue más que satisfactoria, por lo que el siguiente paso era ya grabar algo propio.
“Yo compongo, pero soy un poco corta venas, y sólo lo hago cuando estoy triste, porque lo que toco es el piano y me evoca mucha tristeza. Yo tenía ganas de algo guay, sobre todo después de pasar por una operación”. Su idea era “contar por lo que había pasado. Así que hablé con Kiko Carrillo, que fue quien me produjo los dos covers, y, como me conocía, me senté con él, le dije cómo me sentía y que quería contar mi historia, pero con rollo vacilón. Le mandé referencias personales mías y referencias musicales que me gustaban, y cuando me dieron el alta me mandó un archivo con el tema y me encantó. No le cambié nada”.
Han sido seis meses de trabajo, depurando todo lo relativo a la grabación –en el Estudio 31 de César Ross- y al lanzamiento del single y el vídeo –realizado por 90 mm y grabado una tarde noche de verano en La Favorita-.
“La música es lo que más me gusta en el mundo, pero nunca imaginé sacar un tema mío. Ahora me gustaría seguir grabando lo que yo he compuesto y en un futuro hacer un disco, pero lo veo a más largo plazo. Tengo que ir poco a poco. Hay que ir entrando poco a poco, que te vayan escuchando. Soy consciente de la realidad, de la dificultad de hacerte un hueco, pero con que pueda continuar haciendo mi música y pudiendo expresarme, me escuchen los que me escuchen, voy a ser feliz porque no voy a renunciar nunca a la música”. De momento ya ha lanzado su moneda al aire.