El Portal es una de las 26 barriadas rurales de Jerez. En ella residen unas 700 personas. Pese a su reducida dimensión, es difícil encontrar su colegio a la primera: “Ni es el primero ni es el último al que le va a pasar”, me comenta el portero tras llegar a la puerta del centro. Y sin embargo, la labor desempeñada por su claustro de profesores durante los últimos siete años ha logrado situar al CEIP Virgen del Mar en el mapa a nivel mundial: el próximo 28 de octubre representará a los colegios del continente europeo en la cumbre del G20 que se desarrollará durante toda la semana en Brasil y en la que una de sus profesoras, Blanca Ramírez, protagonizará una ponencia en la que expondrá el valor democrático de su escuela ante ministros de Educación de los cinco continentes.
El proyecto pone en valor el carácter democrático del centro y el fomento del respeto entre iguales: “todo el mundo suma y se trabaja de forma conjunta”El día que recibieron la invitación por carta desde Brasil apenas daban crédito, hasta que todas las piezas del puzzle empezaron a encajar: aquel vídeo en el que participaron hace dos años con motivo de una cumbre europea sobre educación celebrada en Jerez llegó a las altas esferas, y su mensaje y su ejemplo terminó por cundir entre los organizadores del G20. Pero no se trata sólo de lo visto en un vídeo, sino de la transformación objetiva experimentada por un colegio que, de la mano de un claustro comprometido, se ha convertido en un gran referente educativo a nivel andaluz y, desde ahora, por supuesto, a nivel mundial.
“Somos una escuela muy pequeña, pero a la vez muy grande”, resume su director, Francisco Javier Rico. Hasta su llegada, el Virgen del Mar era un colegio en el que la mayoría de profesores no encadenaba dos cursos seguidos; era un colegio-destino de paso. Sin embargo, cuando llegó a la dirección propuso al resto del profesorado sumarse a un proyecto de la Consejería de Educación basado en comunidades educativas de aprendizaje.
“Era el momento. Lo presenté al claustro, vimos que era necesario y nos formamos. Está todo el mundo implicado”. La primera consecuencia es la estabilidad del profesorado. Los mismos que se embarcaron en esta aventura pedagógica, son los mismos que siete años después siguen al frente de la misma. Y no sólo eso: cuando comenzaron, el centro contaba con unos 60 niños y niñas; hoy en día son 85.
“Cuando empezamos con este cambio casi todo eran unidades mixtas, y a día de hoy casi todos los cursos están separados”, expone Rico, quien destaca asimismo que, aunque el 50% del alumnado es de la barriada y el otro 50 de la Sierra de San Cristóbal, también cuentan con alumnos de Jerez cuyas familias han decidido matricularlos aquí para que vivan esta experiencia educativa.
Pero, ¿qué es una comunidad educativa de aprendizaje? Lo explica el director del colegio: “Es tener un centro educativo abierto donde la familia participa activamente a través de una serie de comisiones -adecuación del espacio, actividades extraescolares y complementarias-, y donde la opinión del alumnado es importante. El centro no sólo lo hace el claustro, sino que tiene que tener en cuenta lo que piensan las familias, porque el centro es de la barriada”.
El proyecto contempla dos actuaciones educativas: los grupos interactivos y las tertulias ideológicas. En los primeros, las familias pueden participar como voluntarias, y consiste en la realización de la tarea con la interacción del alumnado, “lo que ayuda a la cohesión de grupo. Las familias saben en todo momento lo que ocurre en las aulas”. En las segundas, acercan al alumnado a grandes obras literarias y a sus autores. “Trabajamos La Odisea, el Lazarillo, de forma dialogada. Coges un fragmento y preguntas a los niños qué piensas, qué te gusta, qué puede pasar... Al final pones en valor el carácter democrático de nuestra escuela, del respeto entre iguales”.
Pero no se trata sólo de inculcar los valores democráticos, sino de “ser inclusivos frente a las desigualdades -matiza Francisco Javier Rico-. Aquí tenemos claro que todos somos iguales y que todo el mundo suma, aporta, y todo tiene que venir en beneficio de la comunidad educativa. Tenemos que vivir en sociedad, respetarnos y trabajar de forma conjunta para seguir aprendiendo y aportar todo lo que podamos”.
¿Y cómo se le explica a niños pequeños qué es la democracia? El director del colegio admite la dificultad: “En edades tan pequeñas hablar de democracia es complicado, pero hablarles de que todas las opiniones cuentan y que hay que respetarlas, se hace desde infantil. Una dinámica son las sesiones de inteligencia emocional, donde aprendemos a conocerte a ti mismo y después a los demás. Además, hay decisiones que las toman los propios alumnos en la asamblea, y tienen que asumir las consecuencias de su decisión”, lo que constituye de por sí una forma práctica inicial de practicar la democracia.
“Lo que destacamos es la interacción del alumnado, a través de actividades que les hagan trabajar en equipo, que sepan coordinarse, respetarse, saber expresarse, incluso tenemos una radio escolar”, apostilla Rico.
Para dar sentido al desarrollo del proyecto, el centro cuenta con un claustro “increíble” -son 15 este curso- repartido por diferentes comisiones. “Tenemos una comisión de inteligencia emocional, otra de proyectos de trabajo, un equipo de biblioteca súper potente, un equipo de robótica... Son como pequeños grupos de expertos que después lo que hacen es plasmar eso en el aula y el alumnado se beneficia de todo. Todos suman y todos se sienten importantes”.
Blanca Ramírez, la elegida para representar al colegio ante el G20, alude al enorme trabajo que realizan durante todo el curso, de ahí que un reconocimiento como éste “nos motive bastante”. De hecho, no es el primero que reciben: en 2023 ya fueron premiados por la Promoción de la cultura de paz y convivencia escolar en Andalucía. “Algo estamos haciendo bien”, añade Rico, entusiasmado a su vez porque “siempre estamos inventando cosas nuevas”, pero todo fruto de ese gran trabajo en equipo.