Escribo este comentario antes de lo que haya podido ocurrir en el Pedro Escartín de Guadalajara, porque, evidentemente, a estas alturas de la temporada fuese el que fuese el resultado no va a ser determinante, ni para lo bueno ni para lo malo, porque ni el equipo, si gana, habrá sellado la permanencia ni, en caso contrario, habrá dicho adiós a la categoría. Lo que sí es cierto es que la temporada está resultado tremendamente difícil, en todos los aspectos, para la entidad azulina y lo va a seguir siendo, tanto en lo deportivo, como en lo social, lo económico y lo anímico. Y es que es el arranque de la temporada no presagia buenos augurios, hay demasiados indicativos que hablan de que se avecina un ejercicio más que complicado. En lo deportivo no se ha empezado bien y la plaga de lesiones de larga duración ponen en solfa muchas cosas. Barber aún tardará en reaparecer; José Mari idem de idem; lo de Ruz no ha sido de la gravedad que se podía temer, pero ha sido un golpe bajo en la línea de flotación del ánimo azulino; la baja para un mes de Íñigo Vélez deja al equipo sin delanteros prácticamente; la lesión de Rafa García está ahí y no se sabe cuándo se podrá contar con él. Demasiados inconvenientes deportivos y muy prontos y, además, en principio, sin capacidad de reacción desde la dirección deportiva ya que no son jugadores que vayan a estar seis meses de baja y puedan ser sustituidos por otro, al margen de que la tesorería está ya sin operatividad.
Quiérase o no, los augurios no son buenos, vistos desde una perspectiva de la realidad. Muchas bajas, muchos problemas y un comienzo de campaña que presagia problemas deportivos o, al menos, una competición complicada, muy complicada. Si a eso le añadimos el tema crematístico, con un equipo en economía de guerra y con unos dineros que no se saben hasta dónde van a poder estirarse, nos encontramos que también, en su momento, podrían producirse inconvenientes en ese sentido, aunque desde el club se intenta trabajar para que eso no ocurra. Sé que se van a hacer campañas para incentivar a los aficionados a acudir a las instalaciones de Chapín, que está sufriendo una sangría en la asistencia. Sé que se están ideando fórmulas para buscar dinero, que se está pateando Jerez de norte a sur y de este a oeste para conseguir nuevas inyecciones publicitarias, que se intenta sacar dinero de donde seguramente no lo hay, porque a la situación mala económicamente del club se une la situación insostenible por la que pasa la ciudad, con más de treinta y cuatro mil parados y con la amenaza de que que, como la espiral de afiliados a las listas del paro aumente, los números de cotizantes y no cotizantes se igualen con lo tremendamente peligroso que eso sería. Y por si eso no fuese poco, mirar hacia el Consistorio no sirve absolutamente para nada, porque las arcas municipales están peor incluso que las del Xerez, que el Xerez aquí y ahora está pagando religiosamente, ha alcanzado acuerdos con la Seguridad Social y ha pagado con dinero en mano, pero en el Ayuntamiento no se paga a los trabajadores, se avecina otro Ere en las empresas y llamar para pedir es como llamar en casa del pobre, que no tiene para él y menos para los demás.
Escribo esto para que la afición sea consciente de que hay que cerrar filas en torno a un enfermo grave como es el Xerez y al que, por si fuese poco, le salen problemas día a día, le salen nuevas grietas en su maltrecho cuerpo a diario y con el peligro de que esas grietas aumenten y sean más gravosas. Acordarse de que por qué se entró en Ley Concursal o de las malas gestiones pasadas no es malo, para que no vuelva a suceder pero no para incidir en lo que ya no tiene remedio. Seguir asestando golpes a la administración judicial está bien para saber que las cosas no se hicieron durante esa etapa mejor de lo que se había hecho antes, pero no se puede incidir en lo que ya está hecho y no tiene remedio. Tanto las gestiones anteriores como las últimas tienen un recorrido muy corto, el que va desde la casa de un accionista a los juzgados. Simple y llanamente. Volcar todos los esfuerzos en el pasado es no centrarse en la realidad de un Xerez que necesita del apoyo todo de sus aficionados si de verdad se quiere que el club perviva. Lo inmediato es cerrar filas en el aspecto deportivo, porque estoy convencido de que si lo deportivo sale hacia adelante también saldrá lo institucional. Es cierto que ya está bien de apelar a lo deportivo para salvar a los económico, pero así está montando el fútbol. Si el balón no entra en la puerta contraria, la economía se resiente, porque la afición, salvo excepciones que confirman la regla, abandona en buen número. Se quedan los fieles, como se quedan los fieles, los más cercanos, al lado de un enfermo, los que están de paso en su amistad abandonan a las primeras de cambio. Por eso, en estos momentos complicados, hay que llamar a que no solo sean los fieles los que arrimen el hombro -que lo arriman y de qué manera y ahí está el ejemplo diario del Kolectivo o de los miembros de la Plataforma, de los peñistas, de la Fundación- sino de aquellos que están de paso pero que quieren seguir viendo fútbol profesional, fútbol de Segunda. Esos también tienen que arrimar el hombro en estos instantes de dificultad máxima y sé lo que estoy escribiendo y por qué lo estoy escribiendo. Va a ser una temporada, lo vuelvo a advertir, especialmente dura en todos los sentidos y hay que cerrar filas, hay que centrarse que lo que está en juego es el futuro más inmediato de una sociedad de sesenta y años de historia: el Xerez CD.
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