Vaya mes que tiene por delante. El 7 de febrero, el pregón del Carnaval y el 7 de marzo cierra el Festival de Jerez
—Siete y siete. Eso me a traer fuerte. Y para más inri el otro día un amigo, y no voy a revelar nada, me regaló un mechero con dos demonios, con siete siete. Qué alegría. Y aquí estamos liada.
¿El pregón cómo va a ser?
—Nos vamos a arriesgar a innovar. Es cierto que hablando con pregoneros de otros años, siempre se ha hecho más a nivel histórico y este año, como tengo unos colaboradores de lujo, nos vamos a arriesgar. Lo primero es que estoy muy contenta con la Coordinadora del Carnaval que se ha portado desde el primer día, a pesar de los pocos medios que tiene, de una forma fenomenal. Y es que, sinceramente, el Carnaval de Jerez existe porque hay personas que son muy aficionadas y hacen todo lo posible, como me pasa a mí con el flamenco, para que siga hacia adelante. Y sobre todo lo que más me gusta es que este año el pregón va a incorporar, dentro de él, a todas las agrupaciones.Tenemos siete agrupaciones entre comparsas y chirigotas y cada una tiene su función. No va a ser el pregón por un lado y ahora invito a esta gente a cantar, sino que ellos van a ser personajes también de mi pregón.Cuento también con Luis Lara y con Bienvenido Sena y con compañeros de la chirigota que me echan una manita para cantar unos cupletitos, unos tangos...Va ser como una puesta en escena. .
Un espectáculo más que un pregón
—Sí, un espectáculo. Porque yo no soy pregonera ni pretendo serlo, pero sí somos artistas. Nos gusta el carnaval y lo que queremos es que la gente nos apoye, que esté con nosotros ese día, que todas estas agrupaciones, la coordinadora, los artistas vamos a poner en escena este espectáculo que no puedo desvelar de qué va. Lo que sí puedo decir es que yo voy a ser un poco el guía de todos ellos, pero en realidad todos vamos a ser pregoneros del Carnaval de Jerez .
Un carnaval en el que, por cierto, no es ninguna novata, ya que en su momento también fue nombrada Venenciadora.
—En el año 1991.
Ya ha llovido
—Ya ha llovido, sí, como me ha dicho algún compañero. María cuántos años después. Pero, mire, mi familia es una familia de aquí de Jerez que nos gusta un poco todo, sobre todo el flamenco al que llevo toda mi vida dedicada. Pero yo vengo de un barrio muy humilde, La Pita, en el que nos ha gustado todo. Hemos tenido peña del carnaval. El Coki, al lado una peña superfamosa como era la de Agustín González y ha habido mucha afición al carnaval, al flamenco, al Rocío, las verbenas que hacíamos por aquellos años. Y yo tenía un vecino, al que quiero muchísimo, Manuel Barroso, que me dijo que me tenía que presentar a Venenciadora Yo le dije que no, que no podía con los estudios, con el baile y sin yo saberlo me apuntó y un día llegó y me dijo que venía a recogerme porque era el concurso de Venenciadora. Me acuerdo que era en el salón de la Caja de Ahorros en la plaza de las Marinas. Y yo ese día tenía hasta un flemón y le pedí por favor que no me llevase, pero al final fui y tuve la suerte que me cogieran de Venenciadora. Yo siempre he sido muy aficionada e iba a la presentación de las agrupaciones, alguna que otra vez he ido a Cádiz y ya desde entonces me vinculé al Carnaval, aunque no he estado metida de lleno por el tema del trabajo, pero siempre lo ha seguido de cerca. Y todo ha llegado como una consecuencia natural y, además, pienso que como jerezana y como artista a una le gusta todo lo que es arte y el carnaval es arte absoluto, arte en la calle, arte en disfrazarse. Yo tengo compañeros que de una bata te hacen un disfraz .El carnaval es arte y creo que es necesario porque es un matiz en contraposición con la Semana Santa o con la Feria pero absolutamente complementario. Y todo lo que sea echar un ratito y reírse viene muy bien.
Sobre todo tal y como están las cosas en estos años.
—Es bueno reírse porque el ser humano siempre ha tenido fatigas. Ahora y antes y espero que la situación cambie en el futuro y yo pienso que la función del artista es hacer llorar, hacer reír, hacer reflexionar y siempre que me dan la oportunidad de hacer algo allí estoy yo.
Lo que ocurre María del Mar es que el Carnaval de Jerez, que comenzó en 1986, no termina de remontar el vuelo.
—Ahora mismo hay una crisis de valores en todos los sentidos. No solo en el carnaval. Es verdad que es una tierra muy arraigada en el tema de la Semana Santa, de la Feria, el flamenco, pero entiendo como artista del flamenco, o aprendiz de esto como siempre digo, que estamos viviendo momentos de crisis no solo económica, y no únicamente en España sino una crisis mundial porque yo viajo por el mundo entero y la palabra crisis se escucha en todas partes, aunque muchas veces se utiliza. Pero a lo que me refiero es que es una crisis distinta, la gente no va al teatro, no sale. Y es que tenemos tantos medios, las redes sociales. La gente no se habla ya, se escribe por watchap. Ya no nos vemos en la calle, sino por facebook, por youtube. Recuerdo de niña que había una chirigota muy humilde o muy sencilla pero decíamos, qué hacemos el sábado por la noche y nos íbamos a escucharla. Que si se presentaba la de La Granja o la de Picadueñas y allá que íbamos. Y es que la gente estaba ávida de emociones en directo. Y en el flamenco pasaba igual. El teatro se llenaba con Lola Flores y Manolo Caracol. O la Fiesta de la Bulería. Y la gente tenía las mismas fatigas económicas que ahora, pero se guardaba ese poquito de dinero para ir toda la familia al teatro. Hay una crisis de vivir las cosas en directo. Por eso yo invito a la gente a que vaya al Teatro a ver el pregón. Que no es lo mismo, con perdón, verlo en youtube que estar en directo, porque las sensaciones no son las mismas. Tenemos un teatro maravilloso, tenemos una gente joven apostando por el carnaval y si se va con ganas de pasarlo bien, se pasa bien. eso es seguro. Pero si vamos a criticar..., eso hay que abandonarlo, por lo menos en carnaval, que haya una tregua en carnaval, que todo el mundo vaya con ángel, que se pueda uno meter con quien sea, pero con arte. Ya lo veréis, en el mismo pregón, por llamarlo de alguna manera, me meto conmigo misma. Si uno no empieza por reírse de uno mismo, qué pasa. Eso es lo más bonito. Cada uno de los que estemos en el Villamarta nos vamos a reír de nosotros mismos, porque vamos hacer nuestros propios personajes, pero en plan malo. Yo quiero que la gente disfrute. Yo no voy en plan pregonera. Yo soy del pueblo y cuento con la gente que tengo a mi alrededor, que son muy graciosos y echar un rato en el que la gente se divierta y comparta. Que en Jerez siempre hemos sabido compartir.
¿Cuánto tiempo le ha llevado montar el pregón?
—Lo más importante ha sido encontrar la idea, porque ya está todo hecho. Se han hecho pregones maravillosos. Lo que más me ha costado ha sido encontrar un guión, una idea que enganche. Durante este mes hemos hecho las cosas más importantes y el tirón fuerte será esta semana, ensayando, tenerlo más o menos claro pero hay al menos un ochenta por ciento de improvisación.
Eso es importante
—Tenga en cuenta que tenemos gente como Luis Lara o Bienve que te hacen en un minuto una idea con la que tú no contabas . El pregón tiene un ochenta por ciento de improvisación y el resto es la la idea, el tipo...
¿Y Soníos Negros?
—Eso ya es otra cosa. Estamos hablando del Festival de Jerez que, aunque no nos demos cuenta porque lo tenemos aquí, es uno de los más grandes y prestigiosos del mundo entero. La gente de Jerez no valora lo que tenemos en casa, pero eso pasa en todos los lados. Con Soníos Negros llevamos ya unos meses fuertes, porque tiene una puesta en escena complicada. Contamos con la dirección de Gaspar Campuzano, de la Zaranda, y es una cosa más fuerte en el sentido también de que vamos a inspirarnos en la vida y obra de Manuel Torre. No es que vayamos a hacer de Manuel Torre, pero sí vamos a invocarlo, a ver si se presenta y nos llena con esos Soníos Negros. La idea de este espectáculo nace muy natural, porque Gaspar es un gran aficionado al flamenco. Para mí no hay nada más flamenco y más jondo que el teatro de La Zaranda. Y Gaspar tenía ganas de hacer algo fuerte, de tocar esa jondura del cante y del baile. Y yo lo pedía a gritos porque echo de menos, dentro del panorama que vivo diariamente, meterme a fondo con este tipo de personajes, con este genio que era Manuel Torre. Su cante, su época. Necesitaba nutrirme. Lo he hecho , le diría, de manera egoísta. Para el público, pero sobre todo para mí, porque necesitaba llenarme de esa esencia. El espectáculo es complicado, porque el flamenco tiene una jondura muy grande y con la máxima humildad y con todo el respeto, vamos a darlo todo el 7 de marzo.
Y además cerrando el Festival de 2015
—No vea. Pero ha sido todo muy natural. Igual que lo del pregón. Que no ha sido pensarlo y meditarlo. Me dijeron que les encantaría que lo diese. Otro lío, pero salió. No ha sido pensarlo bien , ha sido auténtico. Me llamaron los de la Coordinadora, me conocen, nos conocemos, saben que me apunto a un bombardeo. Y Soníos Negros igual. Mi compañía lleva catorce años. Chiquitita, humilde, pero hemos estado en los escenarios más grandes del mundo. He presentado ya siete espectáculos en el Teatro Villamarta, gracias al Festival de Jerez, y yo creo, ya no por nosotros, que cerrar el Festival de Jerez, clausurarlo a la memoria de Manuel Torre es algo que se merece. No podemos olvidarnos de los genios que hemos tenido en esta tierra.
María del Mar tenía una cita para el pregón. La noche anterior había terminado de trabajar, en su escuela de la calle Porvenir, cerca de las 12. Tenía cosas que hacer por la mañana y el tiempo nos cogía a ambos, aunque la realidad es que me apetecía continuar hablando por mucho tiempo, porque María del Mar se mostraba tan de verdad como se muestra con su baile encima de los escenarios. Unos escenarios que no se olvidan de ella a pesar de la crisis. En plena crisis parece que no puede quejarse.
—No me puedo quejar, pero sinceramente la situación está para quejarse. Yo vengo de un padre que la palabra queja no le gusta. Yo llego a mi casa y le digo que estoy cansada y me dice que no puedo estarlo. Es de esas personas fuertes, duras...de donde venimos. Mi madre y mi padre han luchado tanto que la palabra queja no existe. Siempre dice que hay que afrontar la situación. Pero la cosa está mala y es para echarse a la calle, con todo el respeto del mundo, porque todos estamos sufriendo las consecuencias. El mundo del teatro, del flamenco, de la construcción. Yo tengo un hermano albañil. Todos estamos sufriendo esta crisis. No me quejo, porque en vez de quejarme me levanto y digo vamos, vamos...y si no me funciona esto, me invento lo otro. Esto está muchísimo más duro que nunca. Lo hablábamos con la gente del teatro. Hace veinte años cobrábamos lo mismo que ahora por una actuación o por un curso y trabajábamos muchísimo menos. Eso es así. Yo cuando me saqué el carnet de autónomo, hace catorce años, cobrábamos el mismo caché por un actuación y trabajaba menos porque te daban todas las facilidades. Ahora trabajas el doble, no sabes muchas veces cuándo vas a cobrar. Y me río por no llorar. La situación está bastante complicada, lo que pasa es que hay que reinventarse. Renovarse o morir. Tú ves que aquí te deben dinero, pues tienes que pensar en actuar en París, Japón o Méjico. Eso sí, tenemos la fortuna de que mucha gente nos llama. Tocan la puerta y vamos a hacer esto o lo otro. Humildemente pero siempre estamos generando y llevando el nombre de Jerez por el mundo, porque nuestra marca, nuestra marca mercantil, es Jerez Puro.
El artista hoy en día arriesga más que el empresario.
—Olé. Me está dando la clave. Por mi experiencia le puedo decir que hace veinte años yo me dedicaba a bailar. Tenía el tiempo para hacer la coreografía, el espectáculo, no me tenía que preocupar ni de la distribución, ni del marketing ni de arriesgar. Entonces bailabas, tenías tu caché y te lo pagaban Ahora se nos exige de todo. Tienes que saber de empresa, de marketing... y al artista eso no nos gusta. Yo lo hago porque hay que sobrevivir y si tú no tienes tu empresa y tus seguros sociales no puedes. Es decir, para resumirle la situación, nosotros pagamos para bailar y cantar. Primero tenemos que pagar. Para que Soníos Negros sea posible, todos tenemos que aportar antes. Nosotros nunca hemos tenido subvención. Nunca he creído en la subvención pública si no se reparte a todos por igual. Nunca me ha parecido correcto que a uno se le trescientos y al otro, nada. Quién dice el que vale o no. Si se da se le da a todo el que esté. Nosotros hemos ido tirando de nuestras inversiones. Pero hoy tenemos que pagar para bailar, arriesgar para estar en Madrid o para estar en Sevilla. Y donde me entra de todo es cuando dicen, es que si no estás tú hay otra. Antes te llamaban y no estabas, porque te encontrabas ensayando, y te llamaban al otro día y al otro y ahora si no contestas de momento te cambian por quien sea. No hay concepto de valoración. Antes se valoraba lo que cada uno era, pero ahora es aquí te llamo y aquí quedamos. Y eso no es así. Porque esto es arte, no son matemáticas. Por eso ahora, que estoy tocando a fondo el personaje de Manuel Torre cada día lo valoro más porque él decía que cantaba por necesidad, cuando su cuerpo se lo pedía, cuando tenía fatiga, pero se murió pobre. Un artista hoy en día si sigue por lo que su corazón dice se termina muriendo como murió Manuel Torre. Estamos en tiempos difíciles donde todo son trabas. Antes un artista tenía su caché, pero hoy se va por nada y menos. Todo esto nos está haciendo daños a todos.