Salvo cambios de última hora en los cinco días que restan para la vuelta al cole, en la comunidad educativa del CEIP Cuartillo, situado en la barriada rural que le da nombre, no descartan que el inicio de las clases sea más movido que de costumbre a juzgar por el malestar que ha expresado algún que otro padre.
Si bien el centro ha sido objeto de actuaciones puntuales menores por parte del Ayuntamiento en fontanería y pintura, a lo que nadie ha metido a mano, tal y como lamentan las familias, ha sido al problema de desprendimiento de cascotes de las cornisas que afecta a varias zonas de la fachada del colegio desde el pasado curso y que se agravó con el temporal del viento.
Afortunadamente, no se produjeron daños personales, pero el pasado año en una ocasión uno de los cascotes que se vino abajo llegó a doblar literalmente el aparato del aire acondicionado instalado.
Como medida preventiva, como la zona en peor estado da al patio del recreo, los profesores prohibieron expresamente a los alumnos que se aproximaran a la pared afectada, que pasó la recta final del curso acotada, pero en el colegio tienen claro que no pueden estar eternamente en estas circunstancias.
