La provincia de Cádiz ha cerrado la temporada veraniega manteniéndose en las cifras récord del año pasado. La satisfacción cunde entre los representantes del sector turísticos, conscientes además de que aún queda margen de mejora. Basta con citar tres ejemplos: el aeropuerto de Jerez está ahora mismo acondicionado para recibir a unos dos millones de pasajeros al año -queda casi un millón de margen todavía para alcanzarlos-; el puerto de Cádiz lucha en estos momentos por convertirse en puerto base de cruceros, lo que incrementaría la estancia de los propios cruceristas en la provincia antes de partir a su destino final; y hay mercados en los que la provincia ha iniciado su promoción en busca de nuevos visitantes: el árabe y el sudamericano. Pero, sobre todo, hay una cuestión a la que todavía cuesta hacer frente: la desestacionalización; es decir, imitar a la Costa del Sol a la hora de conseguir un rendimiento turístico activo a lo largo de los doce meses del año.
Pese a los buenos resultados, hay, no obstante, una serie de cuestiones que mantienen cierta inquietud y preocupación dentro de los profesionales del sector como consecuencia de las situaciones vividas este verano. De un lado, el fenómeno de las viviendas de uso turístico, regularizadas durante el último año; del otro, las restricciones horarias a las terrazas de verano.
El consejero de Turismo, Francisco Javier Fernández, confirmaba esta semana en el espacio A compás de Ondaluz TV que en la provincia hay en este momento unas 3.200 viviendas regularizadas como de uso turístico, lo que equivale a unas 20.000 plazas. Sin embargo, desde Horeca, su presidente, Antonio de María, pone el acento en las 15.000 que se ofertan en este momento. “Hay 12.000 viviendas fuera de control, y eso choca con la normativa turística”.
Stefan De Clerck, presidente de la Asociación Provincial de Hoteles, que también coincidió junto al consejero y al presidente de Horeca en Ondaluz TV, insiste en este último aspecto, en el de reclamar mayor rigurosidad en el control de este tipo de viviendas de alquiler. “Hace falta más transparencia fiscal y mayor legislación al respecto. Incluso las comunidades de propietarios deberían manifestarse al respecto, a la hora de autorizar que haya entre sus vecinos quien quiera dedicar su vivienda a uso turístico”. Para De Clerck, el reglamento actual “es vago, necesita ser más serio”, y pone de ejemplo los numerosos requisitos que se le exigen a un hotel. “Nosotros estamos obligados a notificar los nombres de todas las personas que se alojan en nuestros establecimientos, pero en este tipo de viviendas no sabemos quiénes se alojan”, poniendo el acento en cuestiones de seguridad tan relevantes en este momento.
Todos parten, eso sí, del hecho de no estar en contra de este tipo de oferta para el turismo, ya que el turista que opta por este tipo de alquileres al final se deja su dinero en otros servicios -desde taxis a restaurantes- pero sí de que se incremente el control y la regulación sobre los mismos.
Antonio Arcas, profesor de análisis de mercados turísticos de la UCA, considera que se ha llegado a esta situación por un “problema de mercado. Cambian las tendencias, el perfil del turista, y son paradigmas a los que el sector tiene que saber hacer frente, porque no todo el mundo puede permitirse ir a un hotel de cuatro estrellas”, aunque coincide en que, ahora mismo, lo que hay detrás del fenómeno es un “problema legislativo”.
De María, no obstante, insiste en que “no es una cuestión de precio, sino del dinero negro que se está moviendo a través de estos alquileres, ya que no hay control fiscal”.
La otra gran cuestión que preocupa actualmente al sector es el de las restricciones impuestas a las terrazas al aire libre. “Es una vergüenza”, zanja directamente Antonio De María. “Estamos obligando a la gente a marcharse de las terrazas. Los echamos, y si no lo hacemos nosotros, lo hace la Policía y encima multa al negocio. No es normal que en pleno verano, a las dos de la madrugada, nos digan ‘hasta aquí’. Y ese cliente ya nos dice que al año siguiente no vuelve. Es increíble que no se tenga en cuenta que el turismo es la primera actividad de la provincia cada verano”.
Para Stefan de Clerck es un contrasentido, ya que “aquí vivimos el verano de cara al exterior, y el cliente no viene a estar dentro de un local, sino fuera, con su música ambiente, un buen servicio. Ya la música la han prohibido, que era música ambiental, que no molesta”.
El presidente de Horeca confirma que ya han trasladado una petición a la administración para que el año próximo se pueda ampliar el horario de apertura de las terrazas una hora más de lunes a jueves, de manera que el fin de semana no afecte a las discotecas, aunque lo que le preocupa en estos momentos es un borrador de una nueva ley que ya está en tramitación parlamentaria y en la que se alude directamente a la “eliminación de las terrazas”. “Sólo se podrán poner en suelos de predominio industrial”, algo que considera que no tiene sentido, “porque si las terrazas molestan, lo es durante la noche, pero no durante el día, y con esta medida las pretenden eliminar por completo, con lo que habrá que estar atentos a lo que esto puede suponer para el sector si se aprueba”.
Otro de los debates del sector tiene que ver con la aplicación o no de una tasa turística. La Junta de Andalucía ya ha confirmado que no piensa aplicarla, pero deja el asunto en manos de los ayuntamientos, para que cada uno decida qué hacer en su caso, lo que tampoco tranquiliza al sector. “Antes de aplicar una tasa, es preferible un cliente que se vaya satisfecho con el servicio y la profesionalidad. Cuando tengamos eso ya se verá si la tasa es necesaria o no”, opina Antonio Arcas.
Desde Horeca se considera “peligrosa” la aplicación de la tasa turística. “Hay touroperaciones que se han ido al traste por un euro de diferencia. Imaginen lo que puede pasar si se les dice que tienen que pagar ahora una tasa extra. Eso es negativo”.
Desde la Junta, en todo caso, se recuerda que en una comunidad en la que el 30% del turismo es de la propia Andalucía, “no tendría cabida”, su aplicación.