El diestro jerezano está anunciado el sábado en el segundo festejo de la Feria de San Miguel en la Maestranza, su despedida en Sevilla
Juan José Padilla ha dicho que 2018 será su última temporada. El diestro jerezano está anunciado el sábado en el segundo festejo de la Feria de San Miguel para estoquear una corrida de los hermanos García Jiménez junto a Morante de la Puebla y Andrés Roca Rey. Es, previsiblemente, la última tarde del llamado ‘Clicón’ y ‘Pirata’ en el coso sevillano.
Padilla tardó cinco años en presentarse como matador en Sevilla, hace ya casi dos décadas. Pero desde entonces no ha fallado a su cita con la plaza de la Maestranza. Pero antes de decir adiós al coso del Baratillo conviene dar un repaso a las corridas de toros toreadas en su ruedo sin olvidar la apertura -a la que tampoco le faltó cierta polémica- de la ansiada Puerta del Príncipe.
Ésa fue la cima de su carrera pero la frialdad de las estadísticas –el matador jerezano suma 25 corridas de toros en Sevilla y nueve orejas cortadas- cobra otro sentido si se añade que once de esos paseíllos los trazó sabiendo que en chiqueros le esperaban los temidos toros de Miura.
Padilla no se había prodigado demasiado como novillero en Sevilla. La última novillada en el coso hispalense la toreó el 29 de mayo de 1994, unos días antes de tomar la alternativa en Algeciras.
La presentación en Sevilla se hizo esperar hasta el 6 de mayo de 1999, cerrando un festejo inusual que abría el rejoneador Antonio Domecq y completaban los diestros Juan Cuellar y Martín Pareja Obregón. En aquel evento se lidió una corrida de Carlos Núñez de escaso juego que no impidió que el jerezano cortara su primera oreja en la plaza de la Maestranza.
Tuvo que esperar al siguiente año para sentar plaza en el Domingo de Farolillos, una jornada ferial ligada en las últimas décadas al mítico hierro de Miura. No dejaría de hacerlo hasta 2010. Padilla se estrenó en el ciclo abrileño cortando otra oreja y sufriendo una espectacular y dura voltereta cuando recibía al tercero a portagayola.
En 2001 volvió a puntuar llevándose un trofeo ganado a sangre y fuego. El toro le prendió por el cuello y le abrió una herida anterior sufrida en San Sebastián. En ese punto empezaba a fraguarse su leyenda de sangre y fuego. Padilla ya era el Ciclón de Jerez.
Y el jerezano volvió en 2002 para medirse con sus miuras aunque la cita, está vez, quedó en blanco. Al año siguiente se tuvo que conformar con contemplar el accidentado triunfo de Jesús Millán, único triunfador del ciclo. Tampoco hubo suerte en 2004: el agua caída obligó a suspender la corrida, que se celebró el 12 de octubre del mismo año sin demasiados réditos para el jerezano y una oreja para el utrerano Vilches.
En 2005 se mantuvo el tono gris pero el año siguiente llegó la guerra. Fundi, Padilla y Valverde se fajaron con una durísima miurada. El jerezano anotó una oreja pero en 2007 volvieron las curvas. Padilla no se libró de una nueva e impresionante voltereta a portagayola. Y en 2008, con una interminable corrida de tres horas, tuvo que estoquear al duro ejemplar que había sido devuelto y se negaba a volver a los corrales.
En 2009, en plena ebullición, cortó el único trofeo de la tarde a un bonancible encierro que no se acordó de sus ancestros. Al año siguiente llegaba el divorcio, lidiando un reserva del Conde de la Maza que, a la postre, fue mucho más miura que los titulares.
En 2011, el Ciclón de Jerez -lo de Pirata aún quedaba lejos- se apuntó a la decepcionante de Victorino Martín aunque pudo dejar retazos de buen capotero.
En octubre de aquel año cambiaron muchas cosas. El tremendo percance de Zaragoza le desfiguró el rostro para siempre cuando ya estaba pensando en la retirada. Pero el jerezano, lejos de venirse abajo protagonizó un impresionante ejercicio de autosuperación para volver a enfundarse el traje de torear en marzo de 2012 en Olivenza.
En Sevilla, por Abril, le recibieron con una impresionante ovación que subrayaba su gesto. Se anunció como cabecera de cartel de la corrida de Victoriano del Río -el día que Manzanares volvía a abrir la Puerta del Príncipe- y se sumó al llamado cartel mediático del Sábado de Farolillos.
En 2013 repitió fecha, cuajando una templadísima faena que el palco dejó sin premio. Y en 2014 El Ciclón volvió a cortar oreja sin apearse de la misma jornada ferial. En 2015, con toros de Jandilla, la cosa fue mucho más discreta.
Pero Sevilla le tenía guardada aún la gloria. Fue el 16 de abril de 2016, logrando una impresionante comunión con el público que le franqueó de par en par la Puerta del Príncipe. El Pirata volvió en 2017 sumando dos tardes. Ha habido otra en la pasada Feria de Abril. El día 29, eso afirma el torero, será la última en Sevilla.