Este domingo concluyó la Gran Recogida de Alimentos que organiza el Banco de Alimentos de Andalucía con la particularidad de que desde su inicio, el pasado lunes, no hubo voluntarios en los supermercados. Las restricciones de movilidad para frenar los contagios por coronavirus obligaron a desarrollar una nueva acción virtual, de manera que se pudo participar por medio de un ingreso en una cuenta corriente de la entidad, a través de Bizum, en el apartado “donar a ONG” y desde el propio establecimiento con bonos que luego se canjearán en comida.
La primera experiencia fue exitosa. Los días 1 y 2 de mayo, el Banco de Alimentos de Cádiz recibió más de 97.000 euros. Nunca antes la asociación había obtenido donaciones dinerarias por un importe así en tan solo unos días. La presidenta, Isabel Gomis, valora este nuevo modelo de colaboración porque “optimizamos los recursos, adquirimos los alimentos según las necesidades de los usuarios y a precio de coste”. Por otra parte, se muestra optimista con el resultado de esta nueva campaña y remarca que la solidaridad es más necesaria que nunca porque solo el Banco de Alimentos de Cádiz ha incrementado en un 30% el número de beneficiarios desde el inicio de la pandemia. “Durante el verano se estancó la cifra de usuarios, pero a partir de septiembre ha ido creciendo y en Navidad habrá un pico”, explica.
Las principales ONG en la provincia también acusan un aumento de la presión asistencial. En el caso de Cruz Roja, un 25% de las personas atendidas son nuevos demantantes, familias, fundamentalmente, que “vivían al día, no contaban con recursos o, pese a tener un trabajo, no llegaban a fin de mes” cuando se decretó el estado de alarma, o ahora, con los ERTE. Fuentes de la organización explican que “la crisis sanitaria fue un terremoto y ahora estamos viviendo réplicas”.
La intensidad de las mismas dependerá de la evolución de los casos y las medidas de restricción de la movilidad que se deban adoptar que, por un lado, han impedido que familias que obtienen sus recursos por medio de la economía informal pueda subsistir y, por otro, ha llevado a muchos gaditanos al paro.
“Estamos comprobando la extrema vulnerabilidad de mucha gente que lleva viviendo en el filo de la navaja” desde el crack de 2008, apunta, por su parte, Mila Díaz, coordinadora general de Cáritas Diocesana Jerez. “Han vuelto a solicitar nuestro apoyo personas que llevaban cinco años sin hacerlo”, agrega, y advierte de que los barrios y los municipios que sufrían una mayor deficiencia antes de la irrupción del Covid-19 en nuestras vidas están siendo doblemente castigadas. En Jerez, señala, la zona sur; en el ámbito de la diócesis, Sanlúcar, El Puerto, Puerto Serrano y Chipiona, en este orden.
En muchos casos, subraya, la petición no necesariamente es de alimentos. “Es lo perentorio, pero las familias también reclaman dinero para pagar la luz, el agua o el gas”. Cruz Roja ha ofrecido hasta 10.300 ayudas económicas desde marzo pasado. Y el colapso en la tramitación del Ingreso Mínimo Vital (IMV), con solo el 1% de las solicitudes resueltas, agrava la emergencia. Cáritas ha duplicado ya las intervenciones.
Tanto una como otra entidad insisten, en cualquier caso, que lo adecuado es reforzar los instrumentos de los usuarios para afrontar el futuro, incidiendo en acciones formativas y de inserción laboral. “El empleo se ve como un privilegio y no, no lo es, el empleo es un derecho”, advierte Díaz.