Para los coleccionistas de vehículos clásicos, los coches son piezas de museo que necesitan mimos, esfuerzo, y, sobre todo, dinero para poder aguantar el paso de los años. Los clubes de coleccionistas, antes escasos y muy dispersos, han crecido y evolucionado con la aparición de las nuevas tecnologías.
Una buena parte de los propietarios no son sus primeros usuarios. Manuel Acosta, coleccionista desde 1980, tiene en su garaje ocho vehículos clásicos en constante proceso de restauración, además de una veintena de motos de todos los modelos -Vespino, Ducatti, Bultacos, etc. La mayoría los ha adquirido a través de contactos y subastas. La joya de la corona es un modelo Lincoln de 1925, que le costó 500.000 de las antiguas pesetas. Logró la adquisición de un motor a través de una subasta de material militar.
Asimismo, en su colección se encuentra un modelo Flying Standard de 1937. Según Acosta, perteneció al cronista de toros Juan Pérez Arriete, y se lo compró a su nieto por unos 3.000 euros. Ya se ha gastado en su restauración más de 7.000. En su mesa de operaciones tiene en este momento un Cadillac El Dorado descapotable de 1973. Además, cuenta con una vitrina en la que tiene réplicas en miniatura de todos los modelos Citroën dos caballos que salieron en su momento.
Un modo muy útil de rentabilizar la afición a los coches clásicos es la de alquilar estos coches para la celebración de bodas, con precios alrededor de los 300 euros. Si bien estos vehículos pasan la mayor parte del tiempo en garaje, sacar los coches a la calle de vez en cuando es una necesidad para garantizar su correcta conservación.
Otra condición indispensable para ser coleccionista es entender de mecánica. “En los talleres, la mano de obra podría salirte por una cantidad disparatada”, afirmaba Acosta. No en vano, sólo en la adquisición de materiales y su propio trabajo de conservación gasta entre 6.000 a 7.000 euros en restaurar cada uno de sus coches.
Evolución
“Hasta aproximadamente el año 2000 el parque automovilístico de los clásicos estaba muy deteriorado y era escaso, pero desde entonces ha crecido mucho”, afirmaba el coleccionista Joaquín Ruiz Durán, residente en Los Barrios, que entre su colección cuenta con un Austin A 125, un dos caballos y un Ranault 4, que se compró en 1975. El mercado de coches clásicos tiene mucha más tradición en países como Inglaterra y Alemania.
Dentro de España, provincias como Madrid, Salamanca y Segovia cuentan con el mayor número de coleccionistas, afirmaba Domingo, integrante de un club a nivel nacional específico del modelo Citroën CX, y asegura que por toda España las nuevas tecnologías han posibilitado una comunicación más directa y una accesibilidad mucho mayor a los modelos, hasta el punto de que hay clubes de 600, dos caballos, etc”.
Agregó que su grupo, del que es cofundador, tiene ya 24 adeptos repartidos por todo el país que hacen tres o cuatro concentraciones al año. La última, hace dos semanas en la granja de San Ildefonso (Segovia).
Actualmente, la ley califica como clásicos y exentos de pagar impuestos todos aquellos coches con más de 25 años, una cifra que podría incrementarse próximamente a 30.
En lo que coinciden todos los coleccionistas consultados es que los vehículos actuales, en su gran mayoría, tienen materiales demasiado perecederos para llegar a ser clásicos.