“¡Habemus visa! Nos vemos en Jerez y nos tomaremos una copa de Tío Pepe fresquita. Sin vuestro apoyo no hubiera sido posible”. Por fin. Después de casi un mes y medio batallando con el Ministerio de Asuntos Exteriores y movilizando a estamentos de todo el país y, por supuesto, a su Jerez natal en una intensa campaña en redes sociales, el veterinario jerezano Luis Flores, afincado en República Democrática de El Congo desde septiembre 2016, ya puede viajar a España con la pequeña Ester, una niña de nueve años la que es tutor legal, y el resto de su familia para pasar unas semanas de vacaciones en su tierra con los suyos.
Era el propio Flores, que trabaja como veterinario jefe y director del programa de formación de veterinarios africanos en el Centro de Rehabilitación de Primates del Lwiro, quien este martes comunicaba la buena nueva a través de un vídeo difundido en su cuenta personal de Facebook. Lo hacía a las puertas de la embajada de España en Kinshasa, donde hizo entrega al embajador, con copia a los ministros de Interior y Exterior de España, de las 61.000 firmas conseguidas en su campaña en Change.org.
Flores inició esta petición el pasado 19 de julio exponiendo su caso y desde entonces no ha dejado de recibir apoyos haciendo partícipes a todos de los pasos que iba dando y pidiendo ayuda en redes sociales para que su reivindicación llegara a todos los oídos necesarios. Lo hizo con el hastagh #visaparaEster, el nombre de la niña que conoció nada más llegar al Congo hace cinco años y de la que se convirtió en su tutor legal (en Congo no se permiten adopciones).
Él mismo detalló su historia desesperado en redes sociales después de planificar con mucha ilusión su viaje a España para que Ester junto a su pareja ruandesa Oda y su hijo Antonio, de dos años, pudieran conocer a su familia. “Vivía con su madre en una chabola, un sitio absolutamente inapropiado para cualquier niño de este planeta, dónde pasaba frío y muchas veces hambre y con falta absoluta de cualquier tipo de protección, haciéndola aún más vulnerable a todo lo que pasa en esta zona actualmente el hecho de ser una niña. Un día llegó llorando a casa con frío y hambre y nos dijo que quería quedarse a dormir allí y que quería ir al colegio. La dejamos ese primer día y desde entonces Ester no volvió a salir de nuestra casa. No tuve nunca ninguna duda desde ese momento que Ester iba a formar parte de mi familia como así es hoy en día", explicaba en su petición en Change.org.
Con lo que no contaba era con que el Ministerio de Exteriores se topara en su camino con su negativa a conceder el visado a su hija. En concreto, desde las autoridades españolas le reclamaban el exequátur, es decir, “un procedimiento judicial” para reconocer la tutela legal que tienen en el Congo y su vínculo con la menor. Todo ello, a pesar de que, tal y como se quejaba Flores, no es un trámite contemplado específicamente para la aprobación de visados de coata duración Schengen. Esta oposición que contrastaba con la autorización explícita de la familia de Ester y de la Dirección General de Migración de la República Democrática del Congo y que el veterinario jerezano atribuyó a un “criterio arbitrario”.
Ahora por fin su lucha ha tenido el final feliz por el que tanto ha peleado y aquí en Jerez, no solo su familia, sino sus paisanos lo esperan con los brazos abiertos después de numerosas iniciativas para mostrarle su apoyo con camisetas reivindicativas con los colores de la bandera del Congo por la causa #visaparaester, que también han llegado a las propias asociaciones, comercios y bares la ciudad. Nunca el Congo estuvo tan cerca de Jerez.