1. La realidad ha derogado la mentira. Atrás quedó el mito de que la derecha gestiona mejor. Los municipios gobernados por el PP se caracterizan por acumular una deuda demoledora, por un retroceso en los servicios públicos, como la sanidad o la educación y por una involución cultural, que provoca un desbordamiento de los valores más intolerantes y excluyentes.

2. Sin nada que ofrecer. Los municipios y comunidades gobernadas por el PP tienen una hoja de servicios que acumula calamidades. Una pésima gestión de la pandemia, negacionismo del cambio climático, bloqueo de proyectos de movilidad sostenible, servicios sociales colapsados, con menos personal y con una más que notable reducción de los recursos económicos, etc., etc.

3. Alarma Roja. Así las cosas, los sondeos reales que ha ido recibiendo el PP, que nada tienen que ver con aquellos que se muestran en el amplísimo aparato mediático derechista, acusan la fatiga política de Feijoo, muestran el rechazo de figuras como Ayuso, más allá de Madrid, y detectan que la lluvia fina de la ampliación de derechos del gobierno central comienza a rebasar el problema reputacional de un Pedro Sánchez que parece incombustible.

4. El odio como argumento.Todo ello, sumado a que la facción más extremista del PP ha copado todas las direcciones de ese partido, explica que en su desesperación el Partido Popular haya resucitado a ETA. Para el PP el terrorismo solo aniquiló a sus muertos. Para el Partido Popular todos los demás son traidores. Para el Partido Popular el juego democrático es un inconveniente que hay que salvar a golpe de auténtico terrorismo mediático, para gobernar a cualquier precio. Los insultos, las descalificaciones, han sido de tal magnitud que para una población mucho más adulta y madura de lo que ellos creen, ha quedado demostrado no ya que gestionan peor, ni que en ese partido han robado muchos y mucho, también ha quedado demostrado su absoluta falta de ética.