El presidente de la Junta de Andalucía, apoyado por los neofascistas de VOX y por el partido Veleta Ciudadanos, acaba de declarar viable medioambientalmente la construcción de un hotel de cuatro estrellas en el Cortijo de las Chisqueras, frente a la bahía de Los Genoveses, en pleno corazón del parque natural de Cabo de Gata.
El presidente de la Junta de Andalucía, apoyado por los neofascistas de VOX y por el partido Veleta Ciudadanos, acaba de declarar viable medioambientalmente la construcción de un hotel de cuatro estrellas en el Cortijo de las ChisquerasLa empresa promotora, Torres y González Díaz, ha conseguido un dictamen positivo. Para ello ha tenido que modificar el proyecto inicial, presentado en 2017, y que contaba una extensión mayor y un mayor impacto destructivo sobre el Cabo de Gata. Consultado con expertos urbanistas, comentan que esta suele ser una táctica habitual de las empresas promotoras. Se presenta un megaproyecto, que más tarde se recortará para que sea más digerible y aparezca ante la opinión pública como una instalación medioambientalmente inocua y generadora de puestos de trabajo.
Para completar la fotografía de manera más detallada, hay que añadir a todo lo anterior que, Moreno Bonilla esperó, con premeditación y alevosía, el momento más duro del confinamiento para dar un golpe institucional y poco menos que declarar urbanizable cualquier lugar de la extensa geografía andaluza.
Un último filamento a tener en cuenta antes de dar opinión, es la relación, al parecer más que estrecha, entre la empresa promotora y distintos dirigentes de VOX en Almería. Por desgracia se ha convertido en costumbre que los deseos del partido ultraderechista sean satisfechos con celeridad tanto por Bonilla como por Marín.
Se hace imprescindible mostrar un rechazo frontal a este nuevo atentado ecológico. Se ataca otro símbolo patrimonial de los andaluces y andaluzas y se arroja al monocultivo del turismo un espacio natural de valor incalculable.
Además, se hace en un momento en el que después del confinamiento deberíamos haber aprendido algo: diversificación de la economía productiva, lucha contra el cambio climático, custodia y respeto de los parajes naturales, que siguen aportando formidables servicios ecosistémicos, como siempre recuerda la antropóloga Yayo herrero.
Ceder a la destrucción ambiental del Cabo de Gata es renunciar a una esperanza mayor, que no es otra que la necesidad de crear un nuevo contrato social entre nuestra especie y el planeta que habitamos y del que dependemos. Asumir este atentado ambiental, volver a la burbuja especulativa que alicata o motoriza todo cuanto se le pone por delante, es asumir una deriva destructiva mayor. La Junta de Andalucía dirigida por PP-C’s-Vox, no ve paisajes, ni especies, ni oxígeno, ni mares, ni territorios, solo dividendos para un sector privado especializado en la devolución de favores.
Organizaciones como Ecologistas en Acción, Amigos del Parque, SEO Bird/Life y otras, lograron paralizar la barbaridad del Algarrobico. Esperemos que esta vez lo vuelvan a conseguir. Ahí estaremos para sumar esfuerzos.