Hace un calor insoportable y no son ni las once de la mañana. Cuando se pasea por esas calles que dentro de menos de un mes estarán a reventar de gente, solo se ven e
scombros, basura, material de obra, hormigas y
vegetación. Casetas vacías, en plena restauración o en absoluto abandono. Y eso que los trabajadores del recinto ferial no paran. La portada, las casetas, la iluminación. Todo luce en una fase inicial.
El Ayuntamiento de Málaga empezó hace pocas semanas con los arreglos de una zona que ha estado tres años olvidada. “Queda mucha faena por hacer todavía
. De tiempo vamos regular, pero dará tiempo seguro, aunque tengamos que dormir aquí en tiendas de campaña”, bromea muy en serio Alejandro Martín Trujillo, trabajador en su primer día.
Los de su caseta llegan a las ocho de la mañana y están hasta las siete de la tarde. “Si nos va cogiendo el toro y hay que salir de aquí a las diez de la noche, pues habrá que hacerlo. Hay que apretar a tope porque hay que terminarlo”, asegura. Ya sabe que le esperan días de
darse prisa o echar más horas de lo normal.
Hacen sus paradas para comer y se turnan, pero el esfuerzo es mayúsculo. Como el de
Fernando Martín, presidente de la Peña Los Ángeles. Es un obrero más en su caseta, una peña de la que es presidente desde hace 17 años. Tiene
79 años y ahí sigue, en primera plana, porque se encuentra bien físicamente. Se ha encontrado con una zona abandonada.
“Está todo hecho una guarrería. Ahora toca quitar toda la basura y suciedad”.
“Esto está muy atrasado”. La sensación la confirman los propios implicados. “Ya el papeleo para poder entrar ha tardado mucho.
El Ayuntamiento va muy lento y en los últimos 15 días esto va a ser hacerlo todo a la bulla”. Recuerda, además, que normalmente “en otros años a estas alturas está todo montado”. No pueden traer nada a su caseta porque sigue abierta y se las robarían.
En una de las instalaciones aparece Manuel Roldán, empleado del Ayuntamiento y encargado del operativo de la Feria. Reconoce que
“la infraestructura está regular y tenemos más trabajo que otros años. Se está yendo más lento”.
Roldán comparte el pensamiento positivo de las fuentes consultadas: la feria dará tiempo “de sobra”, pero los trabajos tendrán que acelerarse mucho. Preguntado por la razón de estos atrasos, lo justifica con
la celebración de las elecciones andaluzas. “Hasta que no se ha terminado con eso no se ha empezado a organizar la feria”. No descarta que los trabajadores estén hasta la noche de antes. “Ya nos apretaremos”.
Combatiendo el calor
A las prisas hay que sumarle el condicionante del calor que acecha la zona
. “Es insoportable”, resumen. “Hay que venir muy temprano y aprovechar el fresco que hay. He hablado con los que llevan el tema de los techados para que nos lo pongan ya, que aún no tenemos. Solo nos queda beber mucha agua”, cuenta Martín, que busca la sombra y no se quita su sombrero. A sus 79 años, no tiene miedo a los
golpes de calor.
“Con el calor que pega aquí, te mueres. Pero nada, agua, buena música y buen rollo y con eso se aguanta todo”, sonríe Alejandro Martín, antes de volver a la faena del ladrillo y cemento. El sol es lo que llevan peor. Otros dos trabajadores de una caseta cercana cuentan que paran de trabajar antes de las 15:00 horas porque “así no se puede”.
La esperada Feria de Málaga 2022 será del 13 al 20 de agosto y eso no lo va a cambiar el sol ni la procrastinación del Consistorio. Tampoco cambiará la ilusión de los malagueños, españoles y foráneos:
“Este año va a ser un boom. La gente tiene muchas ganas de divertirse. Se ha echado mucho de menos aunque dé mucho trabajo”, apunta Martín. “Se ha notado en otras ferias como la de Jerez, así que la de Málaga no va a ser menos”, añade Roldán.
Mientras caen las hojas del calendario para la cita, el sudor y esfuerzo de los que hay detrás del renacimiento del recinto ferial Cortijo de Torres es innegable. Tendrán que echarle paciencia y darse prisa. De momento, “sin incidencias”, pero a toda mecha.