Si la música no crece, no muta con los tiempos, no está a la altura que requiere cada momento y se encierra en sí mismo, sin evolucionar, mal puede llegar al corazón y al alma de la generación en la que vive y crece. Porque, al igual que el espíritu mantiene con el paso del tiempo su esencia, también cada realidad, hace que las cosas se sientan de diferente manera, aceptando la evolución. Algo así se puede decir la 8 Miradas, el último trabajo de un flamenco (muy flamenco y de Cádiz), David Palomar, al que no le ha temblado la creación a la hora de mestizar las raíces de lo hondo con música urbana, sones latinos o guitarras eléctricas.
La clave, según él mismo, es hacerlo todo con respeto: “No faltándose uno el respeto, siendo muy auténtico, de verdad, diciendo lo que uno dice, y siendo muy cuidadoso en las incursiones a otras músicas, porque yo vengo del flamenco y eso me viene natural en una canción, pero como este disco se ha hecho queriendo crear desde una libertad sonora pues el flamenco venía, donde nos hemos metido en esos mundos en que hemos intentado estar hemos intentado que sea autentico, rodearnos de músicos que conocen esas músicas, de investigar, de mimarlo, y eso al final sabe a verdad”.
Un disco en el que el artista se ha abierto en canal, en el que se va a encontrar “a un Palomar más al desnudo y fuera de la zona de confort” para un disco hecho desde una libertad plena.
Pero es un disco también que es todo un compromiso, que quiere remover conciencias entrando de lleno en asuntos indispensables de nuestra realidad diaria, como la inmigración en el Estrecho, la violencia de género, la destrucción del planeta, los tiempos de involución que vivimos, los prejuicios, vivir sin miedos, y huir del tedio.
Porque Palomar considera que “es de ley que los músicos, aparte de tener una labor importantísima de evadir a la gente y hacerle olvidar los problemas cotidianos, también es obligación alzar la voz, y decirle a la gente que estamos aquí, que estamos viendo que el mundo se va al garete, que hay personas que hacen mucho daño a la humanidad, que la humanidad está involucionando, que nos estamos cargando el planeta,,, y todo ese tipo de cosas, porque los músicos tenemos la obligación de estar comprometidos”.
El 25 de septiembre se presenta en el Teatro Cervantes de Málaga y también lo hará en Cádiz el 5 de noviembre en el Gran Teatro Falla.
David Palomar agita el árbol para que caigan los frutos, en el que considera que es su mejor disco hasta el momento, lo hace eso sí, desde la raíz, desde la tradición, pero dándole a todo una vuelta de tuerca, porque el duende puede tener muchas caras sin perder la esencia.
Para todo, una clave: “ser honrado con uno mismo, respetuoso, y hacer las cosas que a uno le apetezcan”. Vale también para la vida.