Todo el mundo daba por hecho, cuando se
confirmó el descenso del Málaga CF a Primera Federación, que la clave para regresar al fútbol profesional iba a pasar por La Rosaleda. El fortín blanquiazul debía hacerse más fuerte que nunca para que el club regresara al sitio del que nunca debería haber salido.
Lo cierto es que
esta máxima comenzó cumpliéndose con creces. Los cuatro primeros partidos en
Martiricos se contaron por victorias, ante Atlético de Madrid B, Recreativo Granada, San Fernando y UD Melilla. Y ahí, frente al equipo de la ciudad autónoma, comenzó el declive local.
Desde entonces el Málaga
no había vuelto a vencer en el campeonato liguero en casa. Sí lo hizo en Copa del Rey el pasado 6 de diciembre, ante el
Eldense. Por lo demás, tres empates y una dolorosa derrota, la del Alcoyano. Parecía que, con esta dinámica, la primera posición se alejaba de forma definitiva. Sin embargo, el equipo ha sabido rehacerse y regresar a la dinámica positiva.
La
victoria contra el Algeciras supuso la segunda consecutiva y quitarse la losa de tantos partidos sin ganar en La Rosaleda. Y es que son
66 los días que la afición blanquiazul no ha celebrado una victoria a orillas del Guadalmedina. Mucho tiempo para una plantilla confeccionada para ganar todos los partidos que juega.
Además, fue el último partido del año, por lo que el
premio de irse de vacaciones con estas buenas sensaciones es doble. El próximo encuentro en La Rosaleda será ya el próximo 7 de enero, ante la Real Sociedad en duelo copero. Para que la Liga regrese habrá que esperar al 21 de enero, cuando el Castellón visite la Costa del Sol.