El convento de las Carmelitas Descalzas de Ronda (Málaga), que custodia la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús, necesita monjas para evitar que el Vaticano ordene su cierre. Si no las encuentran pronto, tendrán que devolver la reliquia a Castilla y León, por lo que hacen un llamamiento para reclutar a dos hermanas "cuanto antes".
Es una pena porque todos los días viene gente a ver y a pedirle milagros a la mano. Acuden muchos fieles de Polonia o Rusia, pero también de Corea o de IrakTras una celosía situada en el interior de este convento de clausura, sor Jennifer cuenta a EFE que hace apenas dos años eran nueve monjas en la congregación de Ronda, pero tras la pandemia de la covid-19 y varios fallecimientos repentinos en los últimos meses, ya solo quedan cuatro hermanas -una de ellas, con alzhéimer-.
Esta situación es "irregular" según una exhortación del papa, que establece que en las congregaciones de clausura debe haber al menos seis monjas.
Sor Jennifer precisa que el Vaticano no les ha dado un plazo concreto para encontrar dos hermanas más, pero sí les han advertido que es una situación que no puede "permanecer en el tiempo".
El futuro de la mano de Santa Teresa, en el aire
Este convento de las Carmelitas cuenta, entre sus tesoros, con la mano izquierda incorrupta de Santa Teresa de Jesús, que las monjas cuidan con "el amor de unas hijas a su madre". Ya en el interior de la Iglesia de la Merced, situada junto al convento, sor Jennifer explica, orgullosa, que custodian esta reliquia desde 1924, año en el que abrió el convento.
Señala que, en 1936, unos milicianos republicanos se la llevaron. Meses después, unos militares del bando nacional la encontraron en una casa en Málaga capital y se la enviaron al dictador Francisco Franco. Él la conservó como un tesoro de guerra -o incluso, un amuleto- hasta su muerte. Fue entonces cuando su viuda la devolvió al convento de las Carmelitas en Ronda.
Con esta reliquia del siglo XVII entre las manos, detalla que les entristece que, si finalmente cierran el convento, se verán obligadas a devolverla a un convento en Castilla y León, porque fue la condición impuesta bajo supervisión notarial en 1924.
"Es una pena porque todos los días viene gente a ver y a pedirle milagros a la mano. Acuden muchos fieles de Polonia o Rusia, pero también de Corea o de Irak", precisa la monja, quien añade que también son turistas que fomentan la economía de la zona.
Monjas con experiencia para "apuntalar" el convento
Según comenta la priora, ya han llamado varias mujeres jóvenes para interesarse por la situación y entrar en el convento, pero no es lo que necesitan en este momento. Aclara que las monjas que buscan deben tener experiencia previa porque su convento está "en riesgo de caerse" y no pueden invertir tiempo en formarlas.
"Nos llaman algunas diciendo que creen que tienen vocación, pero yo las mando a otros conventos. Cuando hayamos apuntalado el edificio, lo embellecemos con nuevas vocaciones, pero antes tenemos que apuntalarlo porque, si no, tendremos que cerrar", afirma antes de apostillar que si clausuraran el convento, las repartirían en otras comunidades religiosas.
La falta de vocaciones, una situación generalizada
Como detalla sor Jennifer, la falta de monjas no es un problema exclusivo de su comunidad, sino que es una realidad a la que se enfrentan cada vez más conventos. Recuerda que en poco tiempo han cerrado varias congregaciones en Málaga y explica que, por ejemplo, los curas se tienen que repartir entre varias iglesias para oficiar la misa.
"Yo ahora soy la cara de esta historia, pero es una situación generalizada. Por eso este llamamiento es para toda la vida religiosa, porque todas lo necesitamos. Nos preocupa la situación porque apenas quedan vocaciones", comenta.
No obstante, asegura que mantienen la esperanza de que, gracias al eco mediático -las ha entrevistado incluso la BBC- alguna monja que resida en España, Latinoamérica o en cualquier país del mundo conozca su historia y se trasladen a su convento para evitar, así, su cierre.