El primer cuarto del partido se puede resumir a base de triples. Concretamente, los que enchufaron una y otra vez entre Dylan Osetkowski y Aaron Doornekamp. El ritmo de anotación era frenético en ambos lados de la pista.
A las primeras de cambio y sin avisar. Así se despidió el Unicaja Málaga de su Copa del Rey particular. Un año más, se cumplirá la maldición del anfitrión, así como la de no ganar dos copas consecutivas a no ser que te llames Real Madrid o FC Barcelona. A la postre, un 83 a 91 que deja a Málaga tan fría como los días lluviosos que estamos viviendo.
Eso sí, la cosa no comenzó mal. Las tres faltas que hizo el cuadro tinerfeño en a penas 90 segundos condicionaron sus primeros diez minutos sobre la pista de un Martín Carpena abarrotado, con una importante presencia de aficionados cajistas.
A la fiesta de los triples se quiso unir también Bruno Fitipaldo, que con sus tres puntos evitaba que el Unicaja se distanciara en el marcador (12-9, m.4).
Casi parecía que estaba prohibido tirar de dos. Puede parecer exagerado, pero todo eran canastas desde más allá de los 6,75 metros. Nihad Djedovic, envidioso él, también se apuntó al pique de los triples.
Se llegó al final de este divertidísimo primer cuarto, como merecía los cánones, con empate. A 26, concretamente.
El inicio del segundo cuarto fue justo lo contrario. Hasta tres minutos le costó al equipo malagueño encontrar el aro por primera vez, algo que se reproducía también del lado chicharrero.
Marcelinho Huertas comenzó a coger tono y a comandar como se esperaba de él. Cook aprovechaba una controvertida antideportiva de Jonathan Barreiro para poner por delante a los suyos. Kyle Guy, por su parte, aprovechaba varios tiros errados de Osetkowski para no fallar y abrir una pequeña brecha a favor de los isleños (38-42).
El mando del encuentro volvía a manos de Unicaja merced a un Kendrick Perry que comenzaba a entonarse, tras una primera parte discreta. Djedovic, sobre la bocina, llevaba la locura al pabellón malagueño con un triplazo que dejaba a su equipo cuatro puntos por encima al descanso (49-45).
El paso por vestuarios sentó bien a los de Ibon Navarro, que llegaron a ponerse ocho puntos por encima tras el acierto bajo aro de David Kravish (55-48). Un incansable Doornekamp rompía el 6-0 inicial y daba alas a los suyos, que empataban a 55 con otro buen parcial.
El canadiense de 38 años olió sangre y decidió ir a matar. Puso a los suyos por delante instantes después, estableciendo un 0-12 de parcial. Inconmensurable.
Unicaja pisaba ligeramente el acelerador y volvía a ponerse por delante (60-63) con puntos de Alberto Díaz. El partido llegaba al último cuarto con todo por decidir. Y, en este punto, el que decidió fue Lenovo Tenerife.
Shermadini, para el que no pasan los años, ponía el +5 arriba para los suyos nada más comenzar los últimos 10'. No obstante, Kravish, atento al rebote, volvía a poner el marcador a favor del equipo costasoleño (71-70).
Una antideportiva del propio Kravish sobre Guy fue el principio del fin. Junto al georgiano Shermadini comenzaron a hacer un roto tras otro en la defensa de Unicaja, que no se veía capaz de parar las acometidas de su rival (79-85).
Perry, cuando nunca suele fallar, falló. Y esto, a menos de tres minutos para el final, comenzaba a ser definitorio. Un tiro desde media distancia de Guy ponía el 81-87 a menos de un minuto para el final de partido, una ventaja que no hizo más que subir hasta el final y que deja al Unicaja Málaga fuera de su Copa del Rey a las primeras de cambio.