Sara Crespo está recorriendo España en autocaravana.
Un proyecto que ha iniciado acompañada de kali, su perro guía y con un chófer, porque ella es sordociega. Sufre el
síndrome de Usher, una enfermedad degenerativa y poco común, con la que
“pierde gradualmente” ambos sentidos. Con la acción
‘Sordociega en ruta’ quiere hacer
parada en diferentes ciudades españolas para visibilizar y sensibilizar a la población sobre los “problemas” que sufren las personas que han perdido la vista y el oído.
Durante su viaje
ha conocido el día a día de muchas personas sordociegas y es un “
poco triste”, porque
viven “súper aisladas, sobre todo las personas con ceguera y sordera total,
incluso dentro de su familia”, porque para ellos es “inaccesible la información”, ya que no pueden oír ni ver. Sara denuncia que hace falta “
darles más recursos” para que
puedan comunicarse con fluidez con su entorno. “El simple hecho de ir a una tienda o a una farmacia y no poder preguntar algo importante”, ha señalado o, por ejemplo, que “
no haya interpretes en todos los servicios sanitarios”: “La
barrera más dificultosa es
acceder a la información que vosotros recibís”.
Sara
se dirige al colectivo oyente para despertar su empatía, recibiendo a los ciudadanos que se acerquen a su autocaravana. Además, imparte el
taller formativo ‘Empatiza conmigo’ a alumnos de centros alumnos de grados de Mediación Comunicativa “para que
aprenden a comunicarse con personas como yo”. La cooperante sordociega de la Fundación Vicente Ferrer
va a estar dos días en Málaga y luego continuará su ruta hacia Granda, Jaén, Almería y Córdoba. En verano “descanso” y en octubre vuelve a la carretera dirección País Vasco, Navarra, Cataluña, Comunidad de Valencia, Murcia y Castilla La Mancha, que es “lo que me falta, la otra parte ya está”.
Se trata de
un proyecto “autofinanciado, que pago yo junto con donaciones privadas”. Cada mes contrata a un chofer “distinto”, ha indicado, a la vez que ha asegurado que “aprende mucho”, aunque la convivencia “no es fácil, porque están juntos 24 horas al día, siete días a la semana”.