Un año después del gran incendio de Barranco Blanco, que calcinó 8.225 hectáreas de seis municipios malagueños y se saldó con dos fallecidos, varios heridos, miles de desalojados y de daños materiales y un imputado como presunto responsable del fuego, la Junta de Andalucía ha invertido un millón de euros para el desarrollo de actuaciones de limpieza, regeneración y reforestación sobre 537 hectáreas de masa arbolada. Se ha iniciado ahora una segunda fase, que financia el Gobierno y que permite actuar en el resto de monte público, 367,94 hectáreas.
Desde la fecha del incendio, el 30 de agosto de 2012, la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente ha aportado 13.320 plantas --pinos, encinas y alcornoques, entre otras-- para tareas de reforestación, desarrollas especialmente por voluntarios, según ha informado a Europa Press el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo. No obstante, la zona afectada necesitará entre 15 y 20 años para volver a mostrar la imagen que tenía antes del fuego.
De la superficie afectada por el fuego, distribuida entre los términos municipales de Alhaurín el Grande, Coín, Marbella, Mijas, Monda y Ojén, un total de 1.049 hectáreas corresponden a suelos urbanos y agrícolas y las 7.175 restantes, forestales.
Pese a que la intensidad del fuego produjo un elevado grado de afección a la vegetación, en la actualidad, los montes han reaccionado "muy positivamente" frene a los daños, con un rebrote casi generalizado del matorral y arbolado, a lo que han contribuido las condiciones climáticas de los meses siguientes al incendio, con abundantes y frecuentes lluvias, así como la "inmediatez" con la que se iniciaron los trabajos de limpieza de la vegetación, según Ruiz Espejo.
El millón de euros invertido en este tiempo por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente se ha destinado a actuaciones de limpieza de la madera quemada --pinares básicamente--. En unos casos se ha sacado para su posterior aprovechamiento y reinversión en la restauración y en otros se ha preparado con fines hidrológicos y de apoyo a la regeneración natural y sustento o refugio de la fauna silvestre.
También se han corregido los cursos de agua con signos aparentes de erosión mediante albarradas de piedra en seco, que fueron reforzadas por fustes de madera procedente de los árboles quemados, colocados transversalmente y anclados al terreno mediante excavación. El aprovechamiento de la madera quemada corresponde a los titulares de los montes, básicamente Ojén y, en menor medida, Mijas, que destinan los ingresos obtenidos a trabajos de restauración y mejora.
Asimismo, se han recogido 15.000 kilogramos de piñas para la extracción de los piñones y su siembra en viveros y producción de plantas para posteriores repoblaciones y 200 kilos de bellotas para su siembra directa por parte de voluntarios o para producir plantas.
A continuación, se desarrolla una segunda fase, para la que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente destina otro millón de euros. El objetivo es seguir con los trabajos de restauración, a propuesta de la Junta de Andalucía, e incorporar labores de reforestación en determinadas áreas y riberas prioritarias de regeneración de enebrales y de conservación de la flora catalogada como amenazada. La previsión es que todo ello finalice en noviembre de este año.
ESTUDIO PARA UNA ACTUACIÓN FUTURA
A lo largo de este verano se están tomando datos sobre la regeneración natural de los montes públicos afectados con el objetivo de elaborar un estudio técnico que permita planificar y proyectar las actuaciones futuras necesarias. Además, se han establecido parcelas con fines de investigación para determinar la respuesta natural de las distintas especies.
Una vez culminada la fase de acondicionamiento, limpieza y prevención de riesgos, a priori, teniendo en cuenta, además, la buena respuesta de la vegetación tras el incendio, se prevén pocas necesidades de repoblación artificial, aunque tampoco puede descartarse en determinadas áreas, tanto por la falta de regeneración como por la necesidad de diversificar las especies, ha precisado el delegado. En general, el objetivo es la recuperación de una flora mediterránea diversificada y de la fauna silvestre asociada a la misma.
Ruiz Espejo ha valorado la coordinación que hubo por parte de todas las entidades implicadas en la extinción del fuego, con 1.200 efectivos trabajando en las tareas de extinción, y en las acciones posteriores, así como la respuesta de la propia ciudadanía, que "desde el primer momento ha querido colaborar". Sin embargo, ha lamentado que no acabe de haber una concienciación de la necesidad de evitar conductas negligentes que puedan provocar catástrofes como la de Barranco Blanco.
FALTA DE CONCIENCIACIÓN
Prueba de ello es que en este primer semestre del año han sido denunciadas 14 personas por vinculación con incendios forestales. "Después del desastre de Barranco Blanco todavía se siguen haciendo conductas negligentes y hay incendios provocados; por tanto, tenemos que seguir haciendo un esfuerzo grande para concienciar", ha declarado el delegado del Gobierno andaluz.
Entre sus peticiones, ha considerado que quizá debería haber fondos europeos que pudieran destinarse a este tipo de emergencias, de cara a posibilitar la recuperación de zonas afectadas y también para el desarrollo de tareas de prevención, dados "los recursos limitados" con los que cuentan las comunidades autónomas y los propios estados. "La Unión Europea debería de tener este aspecto como una prioridad ambiental", ha manifestado.
Por otra parte, un año después de este incendio, el peor de las dos últimas décadas en la provincia de Málaga, los damnificados siguen esperando las ayudas económicas comprometidas por el Gobierno central, que solamente ha hecho frente a una mínima parte de esas peticiones.